«La patología mental está poco diagnosticada en pacientes con VIH»

Acompañando a su abuelo, médico rural, despertó la vocación por la medicina de este psiquiatra que centró su tesis doctoral en la influencia de la sintomatología depresiva en la evolución de la infección del VIH. A partir de 1995, trabajó las afectaciones de la mente asociadas a enfermedades médicas (psiquiatría de enlace y psicosomática), en su caso, con VIH y cánceres hematológicos. Hoy enfoca su atención a pacientes seropositivos con ansiedad o depresión. Dos patologías y dos estigmas contra los que luchar. Jordi Blanch (Barcelona, 1968) preside la Societat Catalana de Psiquiatria i Salut Mental y es consultor del servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona.

El doctor Jordi Blanch, en la sala de espera de las consultas externas de salud mental del Hospital Clínic.

El doctor Jordi Blanch, en la sala de espera de las consultas externas de salud mental del Hospital Clínic.

CARME ESCALES

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-Dos enfermedades y dos estigmas: ser portador del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y tener una enfermedad mental. ¿Complica mucho el tratamiento esa confluencia?

-Desde el punto de vista del estigma, si desde Salud Mental ya trabajamos mucho contra él, en pacientes con VIH aún más. La sociedad conserva todavía muchos prejuicios sobre este colectivo. Algunos famosos han salido en televisión diciendo que tienen el virus, pero se hacen pocas campañas de sensibilización y prevención, y el nivel de contagio es muy alto, nos preocupa. Desde el punto de vista médico, es complicado discernir si un problema en el cerebro es por una enfermedad psiquiátrica o es resultado del propio virus. Y, en todo caso, hay que evitar interacciones en las medicaciones.

-¿Cuál es la prevalencia de la depresión o la ansiedad en el VIH?

-La mayoría de los estudios, todos americanos porque en Europa apenas los hay, dicen que el 40% de los pacientes seropositivos tienen depresión. Y ese nivel se puede extrapolar a otras enfermedades como el cáncer.

-¿Los problemas de la mente asociados al VIH llegan mayoritariamente a consecuencia del diagnóstico?

-No. Así como en el caso del enfermo oncológico, depresión o ansiedad se dan principalmente por el impacto psicológico de la enfermedad, en el caso del VIH puede haber también una causa neuropsiquiátrica. Por un lado, los enfermos psiquiátricos tienen más riesgo de contagiarse (un bipolar, tres veces y media más que cualquier persona; y alguien que consume drogas, todavía más). Por otro lado, el propio virus afecta al  sistema nervioso central.

-¿En todos los casos?

-El 40% de la población (del colectivo de seropositivos) puede tener afectación cognitiva por el virus. No es que sea un enfermo mental, pero sí puede tener un trastorno neuro-psiquiátrico por el efecto directo del virus en el cerebro. A ello hay que sumarle que, entre los infectados por el VIH, los hay que consumen drogas y también el efecto de la medicación sobre el sistema nerviosos central. Los tratamientos para tratar el virus también pueden dar problemas psiquiátricos. Por lo tanto, hay cuatro motivos para entender la gran asociación de la psiquiatría o salud mental con el VIH.

-¿La medicación del virus no afina todavía en no afectar al cerebro?

-Cada vez más, pero hubo fármacos que daban muchos problemas secundarios. Algunos retrovirales pueden causar problemas neuropsiquiátricos. Ahora los profesionales están más sensibilizados y, si sospechan que el paciente de VIH puede tener problemas psiquiátricos, evitan ciertos medicamentos.

-¿Qué síntomas predominan a nivel mental en los pacientes de VIH?

-El insomnio es muy habitual. Muchos antirretrovirales provocan insomnio y otros depresión, por ejemplo el Interferon, que se da en hepatitis -no en casos de VIH- pero es un ejemplo, porque puede dar problemas psiquiátricos. Hay fármacos que por su estructura molecular provocan alteraciones en el cerebro que pueden dar lugar a problemas psiquiátricos. Pero  en muchos casos no tenemos mucho margen.

-Y esa afectación cerebral no se puede detener de algún modo?

-No se ha logrado frenar del todo. En parte porque el virus no se reproduce igual en el cuerpo que en el sistema nervioso central y porque no todos los tratamientos funcionan igual en el cuerpo que en el cerebro. Actualmente, ya intentamos ofrecer, en la combinación de medicación, alguna que penetre fácilmente en el sistema nervioso central, sobre todo si el paciente tiene quejas de problemas cognitivos.

-¿Pasan todos por psiquiatría?

-Nosotros solo vemos a los que nos envían, los infectólogos consideran que necesitan ser tratados por un psicólogo o un psiquiatra. Pero en realidad entre el 40% y el 60% de los pacientes con VIH debería pasar por el psicólogo o por el psiquiatra, porque es esa más o menos la prevalencia. El 40% tienen depresión. Si sumas el consumo de drogas, un porcentaje importante debería pasar por aquí, aunque tampoco los podríamos atender a todos. La patología mental está infradiagnosticada en pacientes con VIH. En la unidad de VIH atendemos a entre 3.000 y 4.000 personas. Algunas ya siguen tratamiento psiquiátrico o terapia psicológica.

-¿Los médicos especialistas que tratan las enfermedades crónicas tienen suficientemente en cuenta los problemas mentales subyacentes o derivados de esas patologías?

-Depende de la sensibilidad de cada profesional, el oncólogo o el infectólogo en el caso de cáncer o VIH. Porque, si no se le pregunta al paciente, o este no lo expresa, no puede situarse en ello. Con una analítica se puede ver si hay algún problema metabólico y enviarlo al dietista, pero el sufrimiento de la persona es difícil de valorar si no se la interroga.

-¿Podría el propio especialista en oncología o infectología, aunque no sea psiquiatra, tratar la ansiedad o depresión de uno de sus pacientes? 

-Sí, y por ello yo insisto mucho en que los especialistas no psiquiatras ya intenten hacer un tratamiento de esos problemas, que no esperen a enviárnoslos a todos. Los médicos de primaria ya lo hacen, y los especialistas no psiquiatras también lo pueden hacer, son médicos. Los infectólogos, a un paciente con el colesterol alto le dan el tratamiento para ello; si ven que es hipertenso, le dan el tratamiento correspondiente para su hipertensión; si tiene el nivel de azúcar alto, también. Pues si tiene depresión o ansiedad, ¿por qué no le pueden dar un antidepresivo?

-¿El cerebro despierta, acaso, un excesivo respeto? ¿Puede ser eso?

-Bueno, que les haga respeto una esquizofrenia, un trastorno bipolar o una adicción a las drogas lo comprendería, pero la depresión y la ansiedad son algo muy habitual y han de aprender a tratarlas.

-La psiquiatría sigue estando apoyada sobre todo en fármacos?

-Actualmente todavía hay un exceso. Sin embargo, en el caso de los enfermos médicos se intenta evitar al máximo añadir fármacos a su tratamiento. Por eso contamos también con profesionales de la psicología.

-Pero con los recortes, los servicios de psicología en la Seguridad Social se han visto muy mermados. ¿Qué se hace cuando no hay psicólogos?

-Como siempre se ha hecho, cuando una persona entra en la consulta del médico de cabecera y se pone a llorar acostumbra a salir con antidepresivos, porque es cierto que la respuesta así es más rápida, y si no hay psicólogos disponibles, es lo único que le queda al médico de primaria que tiene cinco minutos. No tiene tiempo de demasiada psicoterapia.

-¿Por qué siempre es tan lento un tratamiento psicológico?

-Porque modificar estructuras de pensamiento o comportamiento es difícil. Pero es mucho más estable hacer una terapia en el tiempo. Enuna depresión, si se hace terapia en lugar de tomar únicamente medicación, la persona puede hacer unos cambios que luego quedan en ella. Sin embargo, con la medicación únicamente, cuando se deja de tomar, al cabo de un tiempo podemos volver a estar igual. También depende de la enfermedad de la que se trate. La psicoterapia es mucho más importante en un enfermo médico. El psiquiatra pasa a un segundo lugar.

-Los psiquiatras, si no recetaran fármacos, ¿qué serían?

-Nosotros también damos pautas e indicaciones. Conocer el origen y la causa de muchas enfermedades psiquiátricas también es nuestro cometido. Y en el futuro tendrá mucha importancia nuestra experiencia  en habilidades de comunicación y de interacción con el paciente.

-¿Qué prevalencias más latentes tenemos a nivel general psiquiátrico?

-Ansiedad y depresión, sobre todo ansiedad. Y también preocupan los problemas de alcohol y el suicidio.

-¿Qué está en nuestras manos para frenar o evitar esos males?

-La relajación ahorra tomar tranquilizantes, y hay muchos sitios donde aprender a hacerla. Lo aconsejamos mucho. Hay que perder el miedo a relajarse. Ayuda a prevenir problemas psiquiátricos a la larga.