El PSC elige líder con el zafarrancho en el PSOE de fondo

El socialismo catalán no se escapa del sinfín de paradojas que trufan la política catalana en este agitado lustro. Verbigracia. Pese a haber cogido el partido cuando nadie quería coger el toro por los cuernos, ni siquiera la propia Núria Parlon que hizo una recordada 'espantá' en el último segundo, y de haber salvado honrosamente las contiendas electorales de los últimos meses, siempre con la amenaza del hundimiento total sobre la cabeza, Miquel Iceta se enfrenta este sábado a unas reñidas primarias que le pueden dejar fuera de la primera secretaría.

Segunda paradoja. La gran, y fallida, apuesta estratégica de Iceta, el apoyo sin fisuras a Pedro Sánchez, no le ha pasado ningún tipo de factura al aún líder del PSC. Es más, fue la propia Parlon, que en el mes de julio coqueteaba con ser una especie de cabeza de puente de Susana Díaz en Catalunya, la que cambió de táctica y, finalmente, cerró filas con Iceta alrededor del defenestrado líder del PSOE.

'WIN-WIN' O 'LOSE-LOSE'

Y es que el zafarrancho en que anda el PSOE pone la música de fondo a un duelo que se gestó cuando la revolución de los barones apenas pasaba de rumor de sables. Un combate que lamentan muchas voces del partido que se dicen equidistantes de ambos candidatos porque, haciendo sarcasmo del famoso ‘win-win’ del mundo de los negocios, estas primarias son un “lose-lose”. Es decir, pase lo que pase, el PSC pierde.

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Si gana Iceta se pierde la gran opción de relevo generacional que tiene el partido. Un relevo que incluso el ‘icetismo’ acepta que es necesario, aunque objeta que tenga que ser ahora mismo.  Si gana Parlon, Iceta se queda en el Parlament absolutamente desposeído de toda autoridad. Todo ello en un año, hasta el eventual referéndum, que se prevé intenso en lo parlamentario y en una arena, la Cámara catalana, donde los socialistas obtienen buena parte de su escasa visibilidad mediática. Cabe recordar que Iceta y Parlon empataronempataron, al más puro estilo CUP, a 3.717 avales, cuatro veces más de lo requerido. En síntesis, si gana el futuro, el partido se queda sin presente. Y si gana el presente, quizá deberá de buscarse otra persona para el futuro.

DOS MODELOS

En total son 17.935 los militantes del PSC llamados a votar en los 135 puntos de votación habilitados. Ellos deberán elegir entre mantener la actual receta icetista de ir salvando los muebles, dada la debilidad orgánica de un partido cuya apuesta por desmarcarse del soberanismo le ha costado perder efectivos, tanto en el partido como en las urnas, en espera de tiempos mejores o bien optar por la promesa de Parlon de intentar convertir el PSC en algo más parecido a Podemos y el colauismo. Una especie de activismo más presente en la calle que en las mullidas alfombras institucionales. La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, sin ir más lejos, acompaña su nombre en Twitter con la etiqueta #APeuDeCarrer.

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Gane quien gane deberá gestionar la siempre compleja relación del PSC con el PSOE. Una tensión relajada con Pedro Sánchez, pero que, en función de lo que se decida en el próximo e inminente comité federal del partido puede reabrirse violentamente. Especialmente si, como se presume, el partido decide favorecer la investidura de Mariano Rajoy con su abstención. Tanto Iceta como Parlon han afirmado que el PSC votará que ‘no’ en esa eventual investidura. “Diga lo que diga el PSOE”, ha señalado este viernes el primer secretario. Parlon lo secunda. Y es que tratar de combatir al colauismo en su terreno con el aval de haber franqueado la puerta de la Moncloa al PP (con la de campañas del miedo contra los populares que azuzó el PSC, de la mano de José Zaragoza, hoy uno de los diputados en el Congreso) no parece el mejor inicio.