Dos miradas

Baloncesto

Cuando la justicia española comprobó que con las reglas belgas perdería la competición, decidió anular la cita

Carles Puigdemont, en Bruselas, el pasado 31 de octubre.

Carles Puigdemont, en Bruselas, el pasado 31 de octubre. / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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El deporte es el mismo, pero las reglas son diferentes, y también su aplicación. Por ejemplo: en la NBA solo se puede practicar la defensa al hombre, mientras que en la zona FIBA también se permite la defensa zonal, es decir, con la implicación de todo el equipo y sin marcajes individuales. Varían, asimismo, el tiempo de juego (dos minutos más por cuarto en la NBA), la línea de tres puntos, las faltas que determinan la expulsión y la apreciación arbitral a la hora de sancionar los pasos. Todo es baloncesto, pero cada uno lo interpreta a su manera. Excepto cuando se trata de jugar partidos del Mundial, por ejemplo, o de los Juegos Olímpicos. Las reglas, entonces, necesariamente confluyen, y unos y otros adaptan sus características y sus costumbres a la unificación que es imprescindible para poder decir que juegan juntos. Excepto en el caso de los pasos, eso sí: los americanos los cometen igual, con el beneplácito de los árbitros.

La justicia española y la belga se parecen al mundo del baloncesto. Acordaron que habría partido y la primera envió sus reglas. La segunda las recibió y dijo (o estaba a punto de decir) que tenía otras. Cuando la justicia española comprobó que con las reglas belgas perdería la competición, decidió anular la cita. Dijo que continuaba jugando, pero sola. Para poder marcar al hombre, cometer pasos cuando conviniera y sancionar, a su manera, las faltas personales.