El riesgo de una UE para ricos

Macron lidera desde Francia una nueva ola de recortes tributarios en beneficio de los más acomodados

Macron, durante un discurso en la Sorbona de París.

Macron, durante un discurso en la Sorbona de París.

Eliseo Oliveras

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Con cuidadas puestas en escena y discursos milimetrados, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha presentado como el nuevo líder capaz de revitalizar el proyecto político europeo prisionero de una grave crisis existencial y, como tal, ha sido agasajado por las principales instituciones de la Unión Europea (UE). Sin embargo, las medidas que está adoptando en sus primeros cinco meses al frente de Francia parecen consolidar la actual tendencia de una política en la UE a favor de los más ricos, que incrementa la desigualdad social y el descontento ciudadano.

Los grandes beneficiarios de las principales reformas fiscales que aplicará Francia en el 2018 (exención del impuesto sobre la fortuna a los patrimonios financieros y tributación de los dividendos e intereses a un tipo plano del 30% al margen del nivel de ingresos) serán el 10% de las personas con más ingresos, que recibirán un regalo fiscal colectivo de al menos 4.200 millones, según el Observatorio Francés de Coyuntura Económica (OFCE). Estos beneficios se concentrarán sobre todo en el 1% de la población más rica, precisa el OFCE. Las rebajas fiscales además se complementan con subida de impuestos a pensionistas y recortes en las ayudas sociales y los servicios públicos.

El diario 'Le Monde', generalmente favorable a Macron, no dudó en calificar de "injusticia fiscal" el proyecto de presupuestos en el titular de su editorial. En Francia, uno de los pocos países de la UE que había evitado hasta ahora el disparo de la desigualdad, la renta media por adulto creció el 30% entre 1980 y el 2016, mientras que el patrimonio del 1% más rico se multiplicó por tres durante ese periodo y el de los multimillonarios (0,1% de la población) se multiplicó por cinco, recordaba estos días el economista Thomas Piketty.

Rebajas tributarias también en Holanda

Francia no es un caso aislado en la UE. En Holanda, el programa del nuevo Gobierno de coalición que ha logrado formar el primer ministro liberal Mark Rutte incluye nuevas rebajas tributarias. En Alemania, el futuro gobierno de coalición de la cancillera Angela Merkel también incorporará nuevas rebajas fiscales, presentes tanto en el programa de los democristianos (CDU) como en el sus socios liberales (FPD). En Austria, los democristianos de Sebastian Kurz (ÖVP), favoritos en las elecciones del 15 de octubre, prometen más rebajas fiscales y mantener el país sin impuesto de sucesiones, al igual que su previsto socio gubernamental, el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ).

El argumento recurrente de que las rebajas fiscales, en especial para las personas con más ingresos y las grandes compañías, impulsan el crecimiento y el empleo se basa en una falacia ideológica de los economistas neoliberales generalizada desde la época de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. "Ni la teoría, ni la evidencia indican que este tipo de rebajas fiscales vaya a incrementar la inversión o el empleo", recordaba estos días el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. "La lección clave" de la época de Reagan es que "este tipo de rebajas fiscales no conducen a un mayor crecimiento, sólo a recortar la recaudación", precisaba Stiglitz.

Cambio del FMI

Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido esta semana sobre la grave desigualdad que está generando en Europa y Norteamérica las rebajas tributarias a las personas con más ingresos y los consiguientes recortes en el gasto público social, en un giro significativo respecto a la política defendida durante décadas por la institución y por la Comisión Europea.

En los últimos 30 años ha habido un elevado aumento de la desigualdad en casi todos los países de la UE (incluida España), detalla su informe Monitor Fiscal de otoño del 2017. El FMI destaca que la progresividad tributaria como herramienta de redistribución de la riqueza ha caído en las tres últimas décadas, ya que el tipo máximo del impuesto sobre la renta ha pasado de media del 62% de 1981 al 35% en el 2015 en los países de la OCDE, trasladando el núcleo de la carga tributaria a los trabajadores y la clase media. A ello se ha sumado al efecto negativo del aumento de los impuestos indirectos, que acentúan la desigualdad, añade la institución. El FMI precisa que el sistema tributario agrava aún más la desigualdad de lo que indican esos datos, "porque las personas con más ingresos tienen más acceso a deducciones fiscales y más oportunidades para eludir los impuestos".

"No hay evidencia empírica que muestre que la progresividad fiscal haya sido perjudicial para el crecimiento económico", concluye el informe del FMI. "Hay margen para aumentar la progresividad en los impuestos sobre la renta sin dañar el crecimiento", añade el FMI.

La institución reconoce que subir impuestos a los más ricos "puede ser difícil de aplicar, porque la gente adinerada tiene más influencia política", a través de los lobbies, los medios de comunicación y los vínculos con los partidos. El informe recuerda que "históricamente, los sistemas de distribución más desiguales, suelen tener sistemas políticos dominados por las élites".