Anita
Isabel Coixet
Directora de cine
ISABEL COIXET
Durante años, desde principios de los 90, llevé en mi maleta una pegatina roja de tamaño considerable que decía en letras blancas: “I BELIEVE YOU, ANITA” (Yo te creo, Anita). Anita era –es– Anita Hill, una profesora de Derecho que en 1991 denunció al juez Clarence Thomas, cuando este estaba a punto de ser declarado juez de la Corte Suprema de Estados Unidos.
Anita Hill había sido su ayudante años antes. En esos años, Clarence Thomas la había acosado sexualmente, haciendo constantemente chistes sobre mujeres de tetas grandes, chistes subidos de tono, pornografía, y haciendo ostentación del tamaño de su sexo. Anita dejó su trabajo y se dedicó a enseñar Derecho en Oklahoma, de donde procedía. Pero cuando se enteró de que Clarence Thomas podía formar parte del organismo jurídico más poderoso de Estados Unidos, decidió dar testimonio de su comportamiento ignominioso con ella y con otras mujeres, creyendo inocentemente que su testimonio sería tomado en cuenta.
Recuerdo que seguí la declaración de Anita en directo y lo que vi se me quedó grabado en la retina: un comité de 18 senadores, entre los que se encontraba el hoy vicepresidente Joe Biden, interrogando de la manera más brutal e indecorosa a una mujer que no hacía más que contar su experiencia. Hoy, viendo otra vez ese momento en el documental Anita de la cineasta, ganadora de un Oscar, Freida Mock, he recordado, con rabia y asombro, la misma sensación de desamparo que debió de sentir Anita Hill cuando una y otra vez era cuestionada por hombres, que demuestran una increíble ceguera y una total falta de empatía con una mujer a la que hacen sentir doblemente víctima.
El interrogatorio que sigue al propio juez Thomas es radicalmente diferente: le tratan con guante blanco y este (reafirmado por su propia esposa) deja entrever que el único problema de Anita Hill es que él rechazó sus avances. De hecho, uno de los senadores del comité tiene la poca vergüenza de preguntarle a Anita Hill si se consideraba una mujer amargada, cosa que jamás le hubieran preguntado a un hombre.
El documental muestra la vida de Anita Hill hoy, dedicada a combatir el acoso sexual en el mundo laboral y en el universitario, rodeada de su familia, que nunca dejó de apoyarla, pero con una visión muy clara de por qué fue tratada como una apestada durante años hasta hoy: por levantar la liebre sobre una cuestión de género que se quería esconder debajo de la alfombra, pero que tras Anita Hill, a pesar de su aparente fracaso (dado que Clarence Thomas fue nombrado entonces y sigue siendo juez del Tribunal Supremo) salió a la luz cada vez con más frecuencia.
Pero lo auténticamente escalofriante es que los mismos hombres que la trataron como una criminal siguen en el poder, demócratas y republicanos, incluyendo al actual vicepresidente Biden, que fue directamente responsable de no aceptar el testimonio de otras mujeres que habían trabajado con Thomas y que ratificaban el testimonio de Anita Hill. Yo te sigo creyendo, Anita.
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