Editorial

Podemos ya tiene líder, falta el programa

Bienvenido sea el soplo de aire fresco del nuevo partido, aunque solo sea para sacudir un sistema político anquilosado

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Podemos ya es un partido como los demás. El procedimiento de formación ha sido más democrático, con el voto por internet de miles de simpatizantes, pero el resultado es una formación con un líder, Pablo Iglesias, y una dirección monolítica, el Consejo Ciudadano, de 62 miembros, copado por el grupo del nuevo secretario general. Iglesias fue elegido por un 88,6% de los 107.488 votantes mientras que más del 70% apoyó a la dirección. Pese a que la línea organizativa de Iglesias se ha impuesto a otros modelos más alternativos, lo que se espera de Podemos es, sobre todo, una renovación en las políticas, además de lo que Iglesias definió ayer como una labor de limpieza de la corrupción. «Podemos es la escoba para barrer la sociedad», dijo en un ambiente de euforia y optimismo destinado a erradicar el miedo de los futuros votantes. Iglesias admitió, no obstante, que «las verdaderas dificultades comienzan ahora». La primera consiste en elaborar un programa creíble. Hasta ahora, el único programa de Podemos es el que se redactó, con la participación de miles de personas, para las europeas. Se trata de 36 folios repletos de buenas intenciones, de una orientación de izquierdas, pero que en muchos puntos se limita a meras enumeraciones, sin concreción ni cuantificación alguna.

Dividido en seis apartados (economía, libertad, igualdad, fraternidad, soberanía y tierra -ecología-), el programa abarca desde la famosa renta básica para todos; la primacía de las inversiones públicas; la semana laboral de 35 horas o la jubilación a los 60 años, hasta la derogación del Tratado de Lisboa o un referéndum vinculante para que España salga de la OTAN, pasando por la promoción de la democracia participativa y por la garantía de derechos sociales básicos, como la sanidad y la educación públicas y gratuitas. En la cuestión territorial, Podemos defiende el derecho a decidir, pero sin más precisiones. Para resolver el encaje de Catalunya en España, Iglesias solo propuso ayer un «proceso constituyente».

El programa de Podemos necesita concreciones si, como dicen sus dirigentes, quieren «ocupar el centro del tablero», ganar las elecciones y gobernar. Para eso ya han empezado a ser más realistas. Pero el soplo de aire fresco que representa la nueva formación debe ser bienvenido, aunque solo sea para sacudir un sistema político anquilosado.