CRÓNICA

Pink Martini, en su realidad paralela

El grupo de Oregón desplegó su música de salón, reafirmada en su nuevo disco, 'Je dis oui!', con refinamiento y humor en el Coliseum

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Cuando Pink Martini publicó su primer disco, ‘Sympathique’, hace casi 20 años, lo suyo tenía aires de entretenimiento poco duradero, pero ahí sigue el grupo de Portland, llenando salas como la de este lunes, el Coliseum, con un concierto ajeno al guión veraniego (en sala y sin formar parte de ningún festival) y con un nuevo disco, ‘Je dis oui!, que su discográfica no ha publicado en España. Qué más da: Pink Martini ha creado adhesiones sólidas y dispuestas a perder el mundo de vista.

Fans a los que China Forbes invita a subir al escenario a canturrear estribillos y a hacer un poco el ganso, todo hay que decirlo. Así, tras una primera demostración de don de lenguas cantando en italiano (‘Amado mio’), croata (‘U plavu zoru’) y francés (ese ‘Je ne veux pas travailler’ que parece una canción inédita de Charles Trenet), Forbes preguntó si había alguien de Oriente Medio que la ayudara con ‘Al bint al shalabiya’, una pieza del repertorio de la estrella libanesa Fairuz. Un par de espontáneas atendieron a la llamada.

Academia de idiomas

Con China Forbes ha vuelto la lideresa genuina de Pink Martini, discreta y juguetona, en contraste con el explosivo estilo de Storm Large, con la que el grupo actuó en el Palau hace cuatro años. En torno a su tándem con el pianista Thomas Lauderdale se levantó una frondosa arquitectura sonora, con diez músicos, encaminada a un ‘easy listening’ que bien podía combinar brillos del sonido ‘exotica’ a lo Martin Denny con desvíos hacia el swing, la ‘chanson’ o toda clase de puertos de ultramar. Además de cantar ‘Piensa en mí’ en un correcto castellano, Forbes se atrevió con el armenio y el turco. Para dar todo su sentido a ‘Joli garçon’, la bonita y cursi canción central del nuevo disco, invitó cordialmente a un francés del público a hacer un poco el ridículo y repetir “Je dis oui!” en el estribillo.

En un concierto de Pink Martini no dejan de pasar cosas y cuando menos lo esperábamos salió otra cantante, Melissa Madden Gray, conocida como Meow Meow. Abordó un cabaretero ‘Ne me quitte pas’ al que se sumaron, de nuevo, varios asistentes, entre ellos una reincidente encantada de llevar sus contorsiones más lejos que nadie.

Momento de delirio que condujo a ‘Hotel amour’, cima turbadora de una noche de cuya chistera seguían saliendo conejos: del cruce de ‘Get happy’ y ‘Happy days are here again’, con ambas cantantes alternando estrofas de una y otra, a ‘Pata pata’, el éxito de la surafricana Miriam Makeba. Aunque recaló ahí en una notable pieza propia, ‘Hey Eugene’, el grupo se ha acomodado en su repertorio de versiones con vistas a una realidad de fantasía: esa ‘Aquarela do Brasil’ que cerró la noche a través de un pórtico un poco siniestro, como la cantó Kate Bush para la banda sonora de ‘Brazil’, de Terry Gilliam. La fiesta es más completa cuando se ha entrado en fricción con el lado oscuro.