CRÓNICA DE FESTIVAL
De los veteranos enérgicos a los jóvenes inspirados
Minor Victories, supergrupo de iconos alternativos, brilla en una segunda jornada de Primavera Club también marcada por el delicado pop de Maria Usbeck
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA
Tremenda diversidad de puntos de vista, acercamientos y métodos en una segunda jornada de Primavera Club algo más irregular que la primera, pero con picos realmente altos. El más alto de todos, el pop estratosférico de Minor Victories, proyecto conjunto de gente de Slowdive, Mogwai y Editors que en directo suena el doble de grande que en disco: capas y capas de guitarras envolventes, una batería a menudo explosiva, un bajo profundo… Se echó en falta mayor presencia de las cuerdas (aunque fueran sintéticas) en el single 'A hundred ropes', y la voz de James Graham en 'Scattered ashes (Song for Richard)', pero en general el traslado al directo de su debut homónimo resultó espectacular.
Otra delicia, más frágil y discreta: la neoyorquina, pero nacida en Ecuador, Maria Usbeck (ex Selebrities) con su pop electrónico alimentado por los ritmos e incluso los dialectos de Sudamérica. Acompañada por bajo y vibráfono, presentó el repertorio de 'Amparo' sin alzar en exceso la voz, al contrario que algunos espectadores. Arrancó con el estupendo díptico sobre la Isla de Pascua 'Isla mágica' y 'Moai y yo', se marcó un relativo homenaje a Barcelona en la amarga 'Ciudad desnuda' (con su vibrafonista tocando una trompeta muy Talk Talk), y tocó techo versionando a Jeanette: 'Cállate niña'. Maravillosa.
ATASCOS EN LA [2]
La jornada del sábado pareció incluso más concurrida que la del viernes. En La [2] se podían formar auténticos atascos humanos. No fue sencillo disfrutar de Alex Cameron, 'neo-crooner' australiano con bases pregrabadas (modalidad que se extiende peligrosamente) y taciturno saxofonista, ni PAUW, banda psych-pop australiana que sonó como los Tame Impala del principio cruzados con glam.
Más relajado, a todos los niveles, había sido el concierto, a primera hora de la tarde, de los autoconfesos hippies mallorquines Aucell Cantaire: su folk-rock telúrico y a veces francamente osado (véase esa versión o perversión del himno 'Els segadors' en clave de blues) convenció a la limitada pero atenta platea.
La noche incluyó también pases de, entre otros, los zamoranos El Lado Oscuro De La Broca (noise-pop, psicodelia y shoegazing con la vista bien puesta en los 90), los catalanes Retirada! (efectivo dúo en algún lugar entre 'slowcore', posrock y hardcore) y el escocés C Duncan (electro-folk bajo la influencia de la música clásica). El domingo, día de despedida de la mano de jóvenes realidades como Whitney y Porches.
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