UNA ARTISTA COMPROMETIDA CON SU ÉPOCA

Colita, mirada inteligente e irónica

La fotógrafa, cronista de la 'gauche divine', del cine, el flamenco, la Nova Cançó y la ciudad de Barcelona, obtiene el Premio Nacional por sus 50 años de oficio

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Hace unos meses se calificaba a sí misma, en una entrevista en este diario, con motivo de la muestra antológica que inauguró en La Pedrera, como una «domadora de serpientes». No en vano, nació con el don, cámara en mano y mirada en la lente, de lograr que García Márquez se dejara retratar con un libro en la cabeza o que el editor de Anagrama, Jorge Herralde, posara en su despacho con dos de sus secretarias enfocando el trasero al objetivo. Clavó a un imponente Orson Welles, a unos jóvenes Terenci Moix con el torso al aire y un Serrat de profunda mirada o a su admirado Jaime Gil de Biedma riendo con unos perritos en la piscina de la casa de Leopoldo Pomés. Pero además de ser considerada como la fotógrafa de la gauche divine gauche divinecatalana de los felices 70, de la Nova Cançó, del flamenco y el cine y la lucha feminista, ha recorrido la calle, la de su querida Barcelona, la de Catalunya y la del resto del país y captado el mundo en imágenes como las de las gitanas de Montjuïc, unas mujeres fregando el suelo de la Mezquita de Córdoba o las monjas del convento del Sagrat Cor quitando la nieve de la nevada de 1962. Ayer, Colita (Barcelona, 1940) se alzó con el Premio Nacional de Fotografía.

Las «cinco décadas de destacada trayectoria en la profesión», con más de 40 exposiciones y 50 libros, realizando una fotografía en la que puede encontrarse «humor, inteligencia e ironía», y el ser una artista «comprometida con su época, en particular en la defensa de los derechos de la mujer» eran motivos más que suficientes para que el jurado del galardón, dotado con 30.000 euros y que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, votara a Isabel Steva, nombre real de Colita, como referente de la fotografía contemporánea.

CRONISTA DE BARCELONA

Cronista gráfica de la evolución cultural y social de la Barcelona del último medio siglo, la ciudad que, ha afirmado, le enseñó a amar su padre, ingeniero y que fue jefe de agua y luz del ayuntamiento, Colita se marchó de joven a París a estudiar Civilización Francesa en la Universidad de la Sorbona. Al volver bebió del oficio al lado de los fotógrafos, y luego amigos, Oriol Maspons, Julio Ubiña y Xavier Miserachs, con quien trabajó en 1961 como laboratorista y estilista. Sin embargo, ha puntualizado, su verdadero maestro y quien la introdujo en la fotografía y le dio su primer trabajo remunerado (a 50 pesetas la foto) fue Paco Revés, el descubridor de La Chunga. Aquel primer empleo, que consistía en hacer fotos de los gitanos que salían en la figuración de Los Tarantos (1963), de Francisco Rovira Beleta, significó para ella el descubrimiento del flamenco y el contacto con la bailaora Carmen Amaya, la segunda persona que le pagó por sus fotos. Y se fue dos años a Madrid, con la promoción de Antonio Gades y La Chunga, y gestó el libro Luces y sombras del flamenco (1975).

De vuelta a Barcelona, Colita fue la fotógrafa de los intelectuales y artistas de la gauche divine (sobre la que montó, en 1971, una exposición patrocinada por Boccaccio y el promotor Oriol Regàs que a los dos días fue clausurada por la policía), de la progresista y antifranquista Escuela de Barcelona de cine (con Vicente Aranda, Jaime Camino, Jacinto Esteva, Carlos Durán...) y de la Nova Cançó (con la discográfica Edigsa y con Guillermina Motta, Núria Feliu o Serrat). Y se diversificó en prensa -«soy fotógrafa periodista», se ha definido-, en medios como Tele/expres, Fotogramas, Interviú y Cuadernos para el Diálogo, entre otros.

El Nacional de Fotografía se suma a la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona y la Creu de Sant Jordi. Mujer con fama de hacer siempre lo que quiere, ha intentado toda su vida, asegura, «ser libre, hacer lo correcto y vivir de forma sencilla», y trabajar. Trabajo que es su lenguaje, porque, como dice, «el fotógrafo se expresa con las imágenes».