Ideas

Yo disparé en los 80

JOSÉ MARÍA SANZ
Loquillo

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Conocí aMariví Ibarrola un 30 de marzo lluvioso de 1984 en San Sebastián. El Autódromo de Lasarte era por entonces, junto a Rock-ola en Madrid, la única sala con una programación a la altura de los mejores clubs londinenses. Tras el concierto nos dirigimos al Tanit donde nos esperaba una fiestapostconcert. En una esquina de la cabina del DJ colgaba una foto de la banda tomada porMarivíIbarrolaen el Rock-ola de Madrid meses antes. Esa fotografía junto a un centenar más componenYo disparé en los 80(Munster Records), un fresco de aquella España que despertaba de 40 años de dictadura, de una generación que alimentó el culto alyofrente alnosotros y que vivió entregada al nihilismo hedonista desentendida de todo tipo de ideología política.

Por el objetivo de su cámara Nikkormat pasaron héroes callejeros, artistas en ciernes, periodistas con ínfulas, músicos airados y lugares comunes, como el bar La Bobia, en el Rastro de Madrid, o programas de televisión comoLa Edad de Oro.

Yo disparé en los 80nos regala además una crónica escrita de muchos de aquellos protagonistas, desdeSanti Carrillo, hablando del concierto de Desechables, hastaMay P., musa de la movida madrileña que nos habla deEnrique Sierra.

El libro tiene también valor de la imagen real sin retoque ni artificio. En la portada, estáPoch, alma máter de Derribos Arias, grupo donostiarra que como todos nosotros llegó a la capital en busca del Santo Grial.Poch, el mismo tipo que me había vendido años antes un disco de los Everly Brothers en una tienda de discos de segunda mano de la calle de la Portaferrissa de Barcelona cuando la ciudad condal ardía de contracultura, Jordi Pujol no había llegado todavía al poder y Madrid no imaginaba ocupar algún día su lugar.

En la contra,MarivíIbarrolaposa orgullosa junto aJoe Strummerde los Clash, fotografiado cuando La Vía Láctea de Madrid era su casa y todos en mayor o menor medida soñábamos con encontrarnos con él en la barra y compartir algo más que una cerveza.