La carta de un ejecutado a su hijo por nacer

Cuando más se repasa el contenido del archivo, más surrealista parece la reacción de los salmantinos que salieron a la calle para defender supatrimonioy la de los dirigentes políticos que bautizaron la calle del actual Centro Nacional de la Memoria Histórica comocalle del Expolio. Y que en algunos casos se haya tenido que esperar hasta cinco años para devolverlos.

«Siempre recordará a un ciudadano de Lleida que se acercó con la copia de una carta que había conseguido en el Archivo de la Guerra Civil. Era la carta de un soldado a su novia, que estaba embarazada. Le explicaba que estaba luchando para que ese hijo pudiera vivir en un país libre. Esa carta fue interceptada y utilizada en el juicio que se le hizo a este soldado, que acabó siendo ejecutado. Ese hombre que traía la copia era el niño que estaba en el vientre de su madre. ¿Por qué no puede tener la carta que su padre le enviaba a su madre?», se pregunta Rogelio Blanco. Una pregunta similar es la que se hizo la escritora Teresa Pàmies respecto a las cartas que su hermano Josep había enviado a su novia desde el frente de Teruel. O Odina Capó, hija del pionero del naturismo Nicolás Capó, que antes de pasar tres años en Nanclares de la Oca y todo el franquismo en el exilio vio saqueada su consulta vegetariana de la calle Pelayo, desde donde sus papeles viajaron a Salamanca para no volver hasta esta semana.