CRISIS Y NUEVAS FORMAS DE CONVIVENCIA / FRANCESC PORQUERAS

Todas las esperanzas fiadas a dos anuncios

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VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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«¿Saldrá mi foto? Pues pon que también busco pareja, a ver si me sale algo», suelta Francesc Porqueras. Este barcelonés de 48 años ha depositado buena parte de sus esperanzas de futuro en anuncios clasificados de portales web. En uno busca pareja y en el otro, un techo donde  dormir sin realizar desembolso económico.

Ahora paga 200 euros por una habitación gracias a su empleo de conserje, pero sabe que el contrato acaba este mes y teme no poder afrontar un alquiler si vuelve a ir  al paro. En previsión del peor escenario, ha preferido no eliminar el clasificado que colocó en julio para compartir piso con una persona mayor a cambio de compañía y masajes terapéuticos.

Asegura que ha tenido dos propuestas, de una mujer y de un hombre, que insinuaban un vínculo más íntimo que el de una terapia, pero no es lo que busca. También fue a ver a un señor de 80 años a instancias de su hija, pero el anciano no deseaba compañía.

En los ocho años que lleva «muy divorciado» ha pasado por 8 habitaciones y ha tenido varias relaciones que no cuajaron. No quiere ser una carga para sus padres, de 73 años, ni para sus dos hermanos. Su última ex le cedió un local donde pasó unos meses, pero no estaba cómodo y decidió poner el anuncio. Entonces surgió la  oferta de empleo por tres meses como conserje, de la que alberga esperanzas de continuidad. «Hay una persona que se jubila», dice.

Ahora vive con una familia que tiene dos pequeños y pese a adaptarse, le gustaría disponer de más calma e intimidad. Mientras la continuidad laboral no llega, se aferra a la esperanza de una doble llamada que le aporte la ansiada estabilidad, residencial y emocional.