Stone, tremenda y exquisita

FERRAN MONEGAL

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Ya sabíamos por la películaInstinto básico que la actrizSharon Stoneera una dama delicada, pero que de pronto podía transformarse en tremenda y peligrosa, sobre todo si tenía algún punzón a su alcance. O sea, que el otro día tuvo suerteJorge Javier Vázquez cuando la entrevistó enHay una cosa que te quiero decir(T-5): en lugar de arrearle un golpe de estilete le cogió la mano, le echó un pulso allí mismo y no paró de hacer fuerza hasta tenerle completamente derrotado. ¡Ahh! Estos ejercicios que el muchacho de Badalona viene realizando con grandes estrellas internacionales -hace unos días conSofía Loren- son divertidos. Son una alternativa que, como espectador y también como humilde analista de televisión, agradezco. Consigue sacar de estas estrellas, sin mezquindades ni canibalismos, repuntes interesantes. CuandoStonecontó cómo luchó contra un infarto cerebral, y cómo lo venció, con cuánta tenacidad, sin rendirse nunca, despertó una hermosa empatía con todos los que la estábamos mirando y escuchando. También nos cautivó su estilo, su aire, su nada extravagante ni presuntuoso pero exquisito porte indumentario: su clase, en definitiva. Y su rapidez de reflejos, como cuandoJorge Javierle pidió que dijera siete palabras en castellano y ella contestó:«Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...»,y aún añadió«ocho y nueve»de regalo. Lo que les decía, una sesión simpática.

TERESA FORCADES .-Ha concluidoJaume Barberàsu temporada deSingulars(El 33) conTeresa Forcades. ¡Ah! La heterodoxa monja benedictina no nos ha hablado esta vez de «¡les farmacèutiques!», sino de economía, que es el tema que ahora nos tortura. Dio unas cuantas pinceladas meditables. Por ejemplo:«Dejar las decisiones económicas en manos de expertos tecnócratas en lugar de en manos de los políticos elegidos por la gente nos lleva a la dictadura financiera». ¡Ah! Una monja hablando de economía es algo que a lo mejor a algunos no gusta. Yo discrepo. Tiene todo el derecho a hacerlo.Forcadesno es una analfabeta, ni una iletrada, ni una ignorante supina. Es una señora con estudios. Despierta. Culta. Y con opiniones propias. Las reflexiona cuando las dice. Está en su derecho. Merecen ser escuchadas, y luego, si quieren, debatidas. Han cerrado Barberàcon la benedictina una de las temporadas deSingularsmás fértiles de la historia de este programa televisivo.