tú y yo somos tres

Un presidente 'guay'

Ferran Monegal

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Preocupados por la corrupción, los gastos a granel y los despilfarros variados que nos invaden mientras a la ciudadanía nos van recortando hasta asfixiarnos,WyomingyDani Mateo(El intermedio, La Sexta) han buscado afanosamente en el mapa de la política mundial algún caso de probada y reconocida austeridad que pudiera servir de ejemplo a gobernantes. Y han encontrado al presidente idóneo, quizá el másguayde todo el globo terráqueo, es decir, aPepe Múgica, presidente de Uruguay. ¡Ah! Cómo flipaba el público que había en el plató deEl intermedioante la semblanza queDani Mateohizo de este extraordinario gobernante. No vive en el palacio presidencial, sino en su pequeñachacritade 50 metros cuadrados, cercana a Montevideo, con un pequeño campito aledaño donde cultiva flores y hortalizas. No tiene ni una sola tarjeta de crédito. Su única propiedad personal es un viejo Volkswagencucarachade 1987. Dona el 90% de su sueldo a organizaciones humanitarias. Es conocido en todo el mundo con el nombre deEl presidente pobre; pero él se rebela ante este apelativo y exclama:«Yo no soy un presidente pobre. Pobres son los que cada vez quieren más y nada les alcanza. Yo tomo la austeridad como camino. Liviano de equipaje». O sea, este hombre que antaño fue guerrillero tupamaro, y sufrió 15 años de cárcel y torturas, toma los versos deMachadocomo guía existencial:«Y cuando llegue el día del último viaje / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar / me encontraréis a bordo, ligero de equipaje / casi desnudo, como los hijos de la mar».

DePepe Múgicame suele hablarEduardo Galeanocuando viene a Barcelona. Siempre se refiere a él con un respeto muy grande. En la tele poquísimas veces nos dan noticias de Uruguay. De su raro y extraño presidente, menos todavía. ¡Ah! No interesa la humildad. La última referencia deMúgicaque aparece en mi cuaderno es de marzo del 2010. Loscallejeros viajerosde Cuatro le hicieron una visita, a él y a su esposa, la senadoraLucía Topolansky. Irradiaban una honestidad tan extraordinaria que, como políticos, parecían hasta extravagantes.

Y ahoraWyoming, impresionado ante esta rareza presidencial, miró a cámara y estampó su rúbrica con su habitual mordacidad. Dijo:«Es increíble. Es el único presidente de Gobierno que cuando habla de austeridad habla de la suya, y no de la que impone a sus ciudadanos». Diana.