tú y yo somos tres

Un mesías ilumina TV-3

FERRAN MONEGAL

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Acaba de ofrecernos TV-3 un interesantísimo y meditable30 minutstituladoLa independència, pas a pas. ¡Ah! Es un título que no llama a engaño, precisamente. El trabajo que hemos visto funde de manera habilísima, y en tono didáctico, dos conceptos. Primero, el incuestionable derecho que tiene Catalunya -como lo tiene cualquier pueblo que vive en democracia- a votar su futuro político en una consulta o referendo. Y como segundo concepto, entrelazado con el primero, un análisis entusiástico sobre la independencia, incluida la sensacional opinión de una estimable catedrática especialista en Hacienda Pública que nos advertía:«Si se produjera un rompimiento, Catalunya no tendría que asumir ninguna deuda. La deuda sería del Reino de España, y nadie vendría a Catalunya a reclamar ningún pago», lo cual es maravilloso y nos induce a desear eso, un rompimiento, a ser posible muy estrepitoso.

Sobre el primer concepto, el de la consulta o referendo, cabe aplaudir que TV-3 se posicione a favor del ejercicio de la democracia, y denuncie los movimientos del Gobierno central enarbolando la Constitución como algo intocable, dándonos con ella continuamente en la cabeza como si los catalanes fuésemos alumnos díscolos a los que no se nos permite hablar ni en clase ni en el patio, ni tener derecho a voto. O sea, que en este primer concepto estamos de acuerdo: el papel de una tele pública es el de estar al servicio de la sociedad que la paga y la sustenta, apoyando el ejercicio democrático del voto y denunciando a quienes pretenden prohibirlo. El segundo concepto que el30 minutsentrelaza e incrusta con el anterior es el de la independencia; y el papel que ha asumido TV-3 es el de persuadirnos de su bondad y excelencia. ¡Ah! Ese es un tema que excede a la función de la tele. Haciendo esta especie de colosalagit propa favor -lo mismo diría si hicieseagit propen contra- el concepto de televisión pública se transforma en otra cosa: a todos los catalanes nos asimila a un rebaño, y ella, TV-3, se otorga a sí misma el papel de guía y conductora. No sabemos quién ha dado la orden en TV-3 de transmutarse en el pastor iluminado que conduce al pueblo, antes incluso de que el pueblo - o sea, nosotros, los catalanes- expresemos libremente la dirección que nos apetezca a través de la consulta o referendo. Francamente, esto no es ni periodismo, ni información: esto es puro mesianismo, que es otra cosa.