Entrevista

Mariano Peña: "Los catalanes me halagan"

Mariano Peña es don Benito.

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JUAN CARLOS ROSADO
MADRID

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Después de su larguísimo paso por 'Aída', el actor onubense Mariano Peña interpreta ahora a don Benito Benjumea en 'Allí abajo', la comedia que finaliza este martes en Antena 3 (22.40 horas).

--Defina esta serie con una frase.

--El choque y la hermandad de dos mundos tan distintos y a la vez tan parecidos como el andaluz y el vasco.

--Llueve sobre mojado…

--Sí. Ya lo vimos un poco en la película de Ocho apellidos vascos. No está inspirada en ella, pero es cierto que el choque y la diversión estaban servidos. Y creo que los productores, sabiamente, vieron que ahí había un filón que se podía desarrollar aún más en una serie.

--¿Qué les diría a los que hablan de un posible plagio?

--Que es como si cada vez que se hace una película de gitanos se le acusa de ser un plagio de Los tarantos. Es el mismo tema, pero…

--¿No teme que se produzca pronto una saturación del conflicto vasco-andaluz?

--No. Depende de la actitud con que se vea. Aquí hay muchas más situaciones y personajes, lógicamente, que en la película.

--¿A qué Sevilla pertenece su personaje? 

--A la Sevilla antigua y clásica. Es un señor de clase alta que acaba sintiéndose bien en un hospital. Se siente muy querido, casi mejor que en su casa con su familia. Va a costar trabajo darle de alta. Yo soy andaluz y antes estábamos condenados a castellanizar por huevos nuestro acento. No había personajes para un andaluz de Despeñaperros para arriba. Había muchos compañeros que se obstinaban en castellanizar su acento y no podían. Decían las “cozas” “maravillosas”… Es un personaje al que se le ha quedado esa secuela de que hablar fino era hablar castellano.

--¿Usted le ha dado a su personaje una carga mas cómica?

--Creo que sí. Ya el personaje la lleva. Pero lo agilizo un poco.

--¿Qué le debe a Mauricio Colmenero, su personaje en Aída?

--Muchísimo. Me ha encantado hacerlo y estará siempre en mi vida. Pero han sido nueve años. Si se deja aparcadito a mi no me molesta.

--¿Ha llegado a cansarse de Colmenero? 

--No. Me ha dado tantas satisfacciones que no me he cansado. Sí es verdad que en mi interior me decía que ya tocaba hacer otra cosa.

--¿Aceptaría volver a hacerlo dentro de dos años, cuando ya haya descansado de él?

--No lo sé. No sé hacer planes. Pero a mi no me desagrada la idea. No me ha dejado agotado. Ha crecido conmigo. Para mi los personajes son como hijos míos. Los pares, los educas y luego se crían solos.

--¿Su personaje de Arriba y abajo tiene ese recorrido tan largo?

--Lo que no ha tenido es tiempo para desarrollarse tanto.

--¿Faltan series de humor en la tele española?

--No, creo que hay hasta exceso. Est todo el mundo con la exaltación del humor, que me parece muy bien, y a lo mejor se está abandonando un poco el drama. Es cierto que la gente lo está pasando mal y tiene ganas de evadirse y divertirse.

--¿Cuál es tu serie de humor preferida?

--En casa del herrero cuchillo de palo. Cuando llego en casa me distraigo con otras cosas y si veo la tele pongo otros programas, como documentales. También me lo paso bien con los magacines.

--¿Con Sálvame?

--Sí, yo lo veo. No me vuelve loco pero me entretiene. Me conozco las historias que van pasando por el programa. Aunque creo que a veces la sal es demasiado gorda y escuece un poco, pero si se le quita un poco de hierro… En todas las casas hay una mirilla, y ¿quién no ha mirado alguna vez por ella? Todos somos vecindones.

--¿Le gusto la película de Ocho apellidos vascos?

--Me lo pasé pipa. Sé de gente que no le ha gustado tanto, pero es lo que pasa cuando se arma tanto escándalo con una película y se levantan tantas expectativas. Yo tuve la suerte de verla cuando aun no se había producido la explosión. Y me lo pasé fenomenal. Me reí a carcajada limpia.

--¿No le parece extraño que se haya quedado casi sin Goyas?

--Bueno, tampoco voy a descubrir nada si digo que la comedia no está valorada. Este año ha estado más porque Carmen Machi y Dani Rovira se han llevado premios. Siempre se ha valorado más el drama, cuando me parece mucho más difícil hacer reír que hacer llorar.

--¿Qué tal el teatro?

--De maravilla. Quería dejar aparcado un poco el tema de Mauricio y de repente me ofrecieron este bombon que es la antítesis del personaje que hacia. Asi que no lo dude. Deberia haberlo dudado porque yo no sabia lo que conllevaba no solo hacer ese personaje, sino ponerte unos taconazos y a bailar y a cantar con un elenco que el mas viejo tiene treinta y pocos. Y son bailarines y cantantes profesionales. Ponte a ese nivel. Sufri bastante y me costo muchas horas de ensayo y muchísimo Espidifen.

--¿Qué les diria a los que se han quejado de que la película y esta serie ridiculizan a los vascos?

--A mi me pasaba también con el personaje de Mauricio que se quejaban de que era tan agresivo y ridiculizaba a los inmigrantes. Hay que saber reírse y reírse de uno mismo. Siempre que sea con respeto. Saber reconocer tus defectos y saber reírse de ellos es símbolo de inteligencia.

--¿Cómo vivía las continuas quejas de las asociaciones hacia su personaje?

--A mi me han llegado a decir por la calle: “Yo soy Mauricio Colmenero”. Y yo pensaba: “Pues flaco favor se hace usted”. El personaje es un fascista, un homófobo, un racista. Tiene todos los “fobos” e “istas”. Yo mismo cuando empezaba a leer los guiones pensaba a veces que eran muy fuertes. Yo soy muy educado y al principio les decía que cómo se iba a decir esto o lo otro. Pero cuando empiezas a ver que cuanto más gordo es lo que dices más se ríe la gente.

--¿Cuando ha ido a Barcelona ha recibido quejas por los comentarios y chistes sobre los catalanes?

--Me suelen llamar muchísimo de Barcelona, con todo lo que Mauricio ha dicho sobre los catalanes, para halagarme. El público catalán es casi el que más me ha demostrado su cariño. Lo que me sorprende es que Mauricio se haya pasado años y años insultando a todo bicho viviente sin que pasase nada y de pronto se dice en una escena: “Me he encontrado un bebé. ¿Qué hacemos? ¿Lo dejamos abandonado? No, hombre, para que lo coja un desalmado… O peor aún, un catalán”. Y aquello fue como si hubiera dicho una cosa gravísima. Por favor, vamos a reírnos, que es un chiste.