CRÓNICA

Fascinante y emotivo viaje

Broggi deja huella de gran teatro en su versión de 'Una giornata particolare'

Clara Segura, al fondo, y Pablo Derqui, en una escena de la obra.

Clara Segura, al fondo, y Pablo Derqui, en una escena de la obra.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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El teatro tiene mucho de viaje para el espectador y pocas compañías como La Perla 29 y su director, Oriol Broggi, llevan de la mano a su público en trayectos, con frecuencia, de torrencial carga emotiva. A favor cuentan con un espacio escénico, como la Biblioteca de Catalunya, de una mutabilidad fascinante en manos de Broggi. Allí se ha instalado ahora, en su nave gótica, un microcosmos romano durante la época del fascio. El que retrató Ettore Scola en su recordada película Una giornata particolare (1977), con un mano a mano entre dos estrellas como Sofia Loren y Marcello Mastroianni.

Broggi ha recuperado un proyecto que no pudo desarrollar en su momento por un problema de derechos, lo que le llevó de forma paradójica a la alternativa de montar el que es quizá el mayor éxito de su trayectoria, Incendis. La espera ha valido la pena porque el director y su pareja protagonista (Clara Segura y Pablo Derqui), con el apoyo de Marcià Cisteró, vuelven a dejar otra muestra de gran teatro. Toda la emocional atmósfera del filme se concentra, e incluso aumenta, en el encuentro de unas horas entre Antonietta y Gabriele, dos pajarillos maltrechos y humillados que disfrutan de un breve oasis en el desierto moral de la Italia fascista, el día que Hitler visitó en 1938 a Mussolini en Roma.

FUNDIDO CINE-TEATRO / No oculta el director su admiración por la película, cuyo inicio se proyecta de forma generosa sobre la escenografía. El fundido entre cine y teatro funciona y Loren da el relevo -de la pantalla al escenario- a Segura de manera nada forzada. Igual ocurre con el desarrollo de la obra a partir del fortuito encuentro entre una mujer, madre de seis hijos y casada con un camisa negra -ella misma es una admiradora ingenua del Duce-, y un locutor de radio acosado por el régimen, por sus ideas y por ser homosexual.

Todo sucede con el ritmo adecuado a partir de la naturalidad con la que trabaja La Perla, mimando detalles como ese café que le hace Segura/Antonietta a Derqui/Gabriele o la tortillita que se cocina él para cenar. La sencillez de las cosas bien hechas -el brillante cambio escenográfico para la escena del terrado- goza del apoyo de la soberbia iluminación de Albert Faura y del espacio sonoro de Damien Bazin, aunque la música subraye por momentos demasiado el alto voltaje emocional de la obra.

Si Loren y Mastroianni eran elementos claves del filme, una versión teatral precisaba de igual principio. El primero que lo sabía era el propio Broggi y por ello escogió un dúo ganador. Descubrir a Clara Segura resulta absolutamente innecesario a estas alturas, pero nunca deja de sorprender la capacidad de esta actriz para matizar el gesto, siempre en el tono justo, jamás sobreactuado. Y de Derqui, un actor en progresión imparable, qué mejor comentario que decir que se mueve a su altura como el atormentado Gabriele.