tú y yo somos tres

Eva, 'cheerleader' presidencial

Ferran Monegal

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No podía haber comenzado mejor su nuevo programa la pizpiretaEva Hache(Con H de Eva, La Sexta): nada más y nada menos que con la presencia en su plató del presidenteZapatero. ¡Ah! Qué excitación más hermosa le entró a la entrevistadora. No cabía en sí de gozo. Transpiraba, irradiaba una desbordante felicidad. El presidente estaba cómodo. Distendido. Relajado. Se notaba que estaba como en casa. Hombre, bien mirado La Sexta es, efectivamente, casi como su casa. De sus opiniones, palabras y mensajes poco me cabe a mí opinar. Lo dejo para los buenos analistas políticos que tiene este diario. Aunque me parece que el titular más llamativo, esa frase tremenda para el PP que en un momento dado soltó («Ni Rajoy ni yo vamos a ser el futuro de este país»), me parece, si no recuerdo mal, que ya la había lanzado en una aparición pública días antes. En cualquier caso, lo más interesante, televisivamente hablando, es cómo ejecutó la entrevistaEva Hache. ¡Ah! Qué masaje más cumplido y entusiástico. TrabajóEva, muy particularmente, las exclamaciones en plan superlativo, y las fue dosificando como apoyatura o subrayado de lo queZapatero iba contando. Eran como eso que en teatro se llamanlas morcillas, esos efluvios de cosecha propia que las actrices con tablas van desgranando a lo largo de la comedia, que no figuran en el guión pero que quedan muy espontáneas, muyguay del Paraguay. Requiebros del tipo:«¡Ohhh, qué bonito, es muy bonito, sí señor, muy bonitooo!»,o bien«Eso es espectacular, ¡espectaculaaaar!»,o esa otra, que queda siempre fantástica«¡Qué humanos somos, ¿verdad?, qué humanos!»,expresión que reconforta mucho al entrevistado.

Llegó un momento en que el entusiasmo deEvaalcanzó tal grado de levitación que más que una entrevistadora parecía una colosal animadora ocheerleaderpresidencial. Y es entonces cuando comencé a sospechar que la señoraHache, listísima criatura televisiva, quizá lo que estaba haciendo era seguir una estrategia previamente meditada. Puestos a recibir aZapateroen La Sexta, cadena amiga donde las haya, y puestos a hacerle una entrevista que forzosamente había de ser un masaje, volquemos todo el tarro de linimento Sloan, todo elReflex, todo elOil of Ulay, sobre el glorioso cuerpo presidencial. O sea, pasémonos de forma desembridada, y así, a partir del exceso, intentemos construir un delirio humorístico total.