El enanismo de Peñafiel

ferran
Monegal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Muy fea, muy canalla intervención deJaime Peñafieldirigiéndose aAlmudena, también llamadaChiqui, en elSálvame diariodel martes (T-5). Como la relación que mantienePeñafielconChiquies de notoria antipatía,Jorge Javier Vázquezdijo en un momento dado:«A ver, Jaime, ¿por qué no te cae simpática? Cuenta, cuenta»; o sea, siempre buscando, siempre a la caza, siempre propiciando, que se arme cacao. Y efectivamente lo consiguió. Sentado en ese ridículo y ostentoso trono de plástico que el programa ha confeccionado para quePeñafielse aposente, puesto ahí como una especie de fantoche de ópera bufa, el que antaño fue pintoresco y afilado cronista de las martingalas monárquicas continentales, y hoy finalmente transformado en la más patética yfriquicaricatura de sí mismo, se dirigió aChiquiy le dijo:«Una vez, en un viaje de los Reyes, creo que a Perú, la gente se extrañaba de que Sus Majestades no vinieran precedidas de un cortejo de enanos y bufones. Pero es que... ¡Esto no es una monarquía de enanos y bufones! ¡No mezclemos una cosa con la otra!». ¡Ah! Cómo golpeó el alma deChiquiesa alusión dePeñafiel a«¡los enanos!». Ella, que mide exactamente un metro y 29 centímetros, recibió con rabia aquella infame arma arrojadiza sobre su estatura, quePeñafielle había lanzado. Y gritó:«Yo no soy ninguna enana. El único bufón que veo aquí es usted.Yo valgo lo mismo que una persona que mida metro 90. Porque seamos bajos, gordos o feos, nadie nos tiene que discriminar». Y con los ojos húmedos de incipientes lágrimas se fue apartandoChiquide aquel aquelarre, yJ.J.Vázquezla iba siguiendo, la iba abrazando, y le decía:«No vas ahora a llorar, ¿verdad Chiqui?», yChiqui lloraba más.«¿Cómo lo estará pasando ahora tu madre, verdad?»,le seguía diciendo el muchacho, alargando, estirando, dramatizando el gran momento televisivo que había conseguido con tanta habilidad. Y naturalmente,Chiquilloraba todavía más.

¡Ah! Llegados a este punto cabe felicitar a los artífices de jornada tan extraordinaria. APeñafiel, por su mezquina y canalla intervención. AJ.J.Vázquez, por haber sabido originar y encarrilar la olorosa papilla, y por haber logrado -bajo la capa del falso ternurismo de hablarle de su madre- queChiquillorase más.

AChiqui, aAlmudena, nuestro afecto, nuestra simpatía, nuestra solidaridad total.