ENTREVISTA DEL 'TELETODO'

Mónica Naranjo: «La medicina más poderosa en esta vida es la risa»

La cantante habla de su experiencia como jurado en el concurso 'Tu cara me suena' (A-3 TV), su libro de cocina y su vida

INÉS ÁLVAREZ / Barcelona

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Próxima a entrar en los 40 , Mónica Naranjo (Figueres, 1974) se enfrenta a nuevos retos con la fuerza y seguridad que le dan los años y su enorme experiencia. Acaba de publicar un libro de cocina, 'Come y calla' (Martínez Roca); prepara una ópera rock, y, tras repetir como jurado en verano de 'El número 1' (A-3 TV), vuelve a desempeñar este papel en la tercera edición de 'Tu cara me suena'. Dice pasárselo en grande y le creemos.

-Dudó si participar en 'Tu cara me suena' y ahora no podría vivir sin él. 

–Es que 'Tu cara me suena' hoy por hoy ya forma parte de mi carrera. No es una anécdota. Es historia dentro de mis 22 años de carrera.

–¿Qué le aporta este concurso de imitaciones de Antena 3 TV? 

–La verdad es que es la primera vez que tengo un trabajo donde me pagan por reír. Solo puedo aportar mi experiencia desde mi lado profesional. Pero poco más. Yo creo que el programa me aporta más a mí que yo a él. .

–Desde luego, no se lo pasan mal. 

–Lo pasamos en grande. Además, hay mucho respeto entre los compañeros, mucha conexión. Y ganas de contagiar todo eso a la gente a través de la caja tonta. La medicina más poderosa en esta vida es la risa.

–Y ahora tiene a su lado a su amiga Marta Sánchez. 

–Marta y yo hace 20 años que nos conocemos y nos tenemos una confianza absoluta. Ella está como una niña con zapatos nuevos. Además, tiene un gran sentido del humor. Lo que pasa es que cuando le enfocan con una cámara, se acojona. Y le sale su timidez. Quizá con un tequilita se suelte un poco más (ríe).

–Entre los concursantes, ¿quién será este año su debilidad? 

–Flo, sí o sí. Es entrañable.

–¿Y a quién ve como ganador? 

–Esta vez sí que está muy reñido. No hay uno que se coma al resto. No tenemos a una Roko, vamos. El nivel competitivo entre los participantes es alto. Todos ellos vienen con muchas ganas de hacer las cosas muy bien. Ahora debemos impedir que se relajen (ríe).

–De eso se encargará usted

–Lo haremos los cuatro. Desde el humor y el buen rollo. A base de chinchar diciendo: «Hoy no te he visto tan brillante como la semana pasada». Eso sí que molesta. Sobre todo, porque los artistas tenemos mucho ego.

–A nadie le gusta... 

–A mí me dolería. Porque en mi trabajo, lo admito, soy muy ególatra.

–No concursaría jamás, vamos

-No, pero sí que he actuado. Porque el jurado siempre tiene que abrir la temporada con una imitación.

–Pero ser jurado aquí es más fácil. Solo es un juego. Nadie pierde... 

–Claro. No es lo mismo ser jurado del concurso de talentos El número 1, que implica una gran responsabilidad, que en Tu cara me suena, donde solo se busca hacer reír. Aquí no estás jugando con la carrera de nadie. En El número 1, en cambio, sí hay que ser muy sensible.

–La tele no es un medio fácil. 

–A veces se carece de tacto y de respeto. He llegado a tener momentos tensos en la tele. Pero lo he intentado solucionar con una sonrisa.

–Al principio temimos que fuera un Risto Mejide en femenino

–Es que se tiene de mí una imagen curiosa, como si fuera con el látigo todos los días. Y no soy así, soy muy amorosa. Y me río de todo.

–¿Es necesario ser tan duro? 

–Risto es un animal escénico, ¡por Dios! Yo a Risto le quiero, le admiro, le respeto... Es un gran compañero, un gran profesional. La persona que va a un programa como Tú sí que vales ya sabe que se tiene que enfrentar a Risto... Es televisión.

–Su amiga Alaska ha dicho que no se veía juzgando a cantantes. ¿Y usted haciendo un reality? 

–Es que la vida de Alaska y Mario da para hacer un reality, porque son muy divertidos. Son dos personas enternecedoras y entrañables. Tienen una vida muy singular y son muy generosos al compartirla con la gente. Yo soy fan de ese reality de MTV. Pero mi vida no es tan petarda, en el buen sentido de la palabra.

–¿Un concurso promociona más a coachs y jurado que al participante? 

–Yo no veo a mis compañeros utilizando esos programa para levantar aún más sus carreras. El que se actúe en un reality es normal. Pero trabajar en estos programas como artista no mejora tu vida en la música. Te ofrece otro camino, que es ser un personaje televisivo.

–Y no todo el mundo vale... 

–Muy poca gente se termina adaptando. Porque la televisión es dura, muy dura. Son muchas horas.

–Ahora, ¿la ama más o la odia? 

–Estoy encantada. Y gracias a Dios puedo seguir con mis giras, mis grabaciones; sigo escribiendo... Yo he tenido la suficiente disciplina para poder llevarlo. Por eso amo tanto este medio. Porque me ha aportado mucho. La televisión me da un aprendizaje todas las semanas.

–Y le ha servido para romper esa imagen de la Mónica Naranjo diva, distante, fría... La ha humanizado

–Sí, porque la gente solo conocía a la cantante. Un personaje creado, altivo, distante, angustiado... Pero si la persona fuera así, estaría en un psiquiátrico hace años. Es un personaje un tanto desequilibrado (ríe).

–En sus inicios, ¿se habría presentado a un concurso? 

–Es que lo mío fue muy raro. No sé si fueron los problemas en casa los que me hicieron dedicarme a la música. Esa necesidad de salir. .

–Y ahora, como celebrity, ¿no saltaría en una piscina o bailaría? 

–Me tendrían que matar, con el vértigo que tengo. ¡Qué bemoles! Y bailo como un pato mareao... Lo que pasa es que tengo el arte de hacer creer que bailo. No, prefiero estar en la parte aburrida. Se me da mejor.

–¿Y en un concurso culinario? Porque demuestra ser cocinitas

–He escrito el libro 'Come y calla' porque hace unos años la cocina me devolvió la ilusión. Es terapéutica.

–En él ofrece más que recetas

–Vamos a ver, libros de grandes chefs y libros serios hay a patadas, y mejores que el mío. Pero este aporta un granito de arena más.

–Por ejemplo, confidencias

–De buen rollo. 

–Un ingrediente básico para todo. 

–En la vida hay que reír, sí. Pero nos complicamos la vida inútilmente.

–Usted se la complicará nada menos que con una ópera rock

–Hace cinco años que estoy con este proyecto. Un ópera rock literaria, que hemos trabajado mano a mano con un escritor. Es una historia preciosa. Un acto de fe.

–Como madre de un joven de 21 años, ¿confía en el futuro? ¿En que acabe la crisis de una vez? 

–Todo lo que está aconteciendo es una faena para todos, pero esto no va a ser eterno. El mundo de la música hace años que lleva arrastrando una crisis. Y ya no volverá a ser como lo conocíamos, por mucho que se quiera mantener un imperio. Con la crisis todos tenemos que adaptarnos. En el mundo de la música no veas la de adaptaciones que debemos hacer todos los días.

–Para empezar, usted ha creado un sello discográfico

–Sí, a través de Community beat puedo divulgar las obras que yo quiera. No hace falta tener un disco con 12 cortes para poder decir: ahora voy a lanzarlo. Es una forma directa de llegar al público.

–Inventando nuevas fórmulas

–Sí, hay que mirar de forma independiente el futuro, porque vengo de una generación que hemos dependido de multinacionales. Y pagamos un precio muy alto. Eso se acabó. Ahora los discos nos los financiamos y promocionamos nosotros. Porque te tiras toda la vida peleándote con las multinacionales, y así no se avanza. Es frustrante.

–Y un artista frustrado no crea... 

-No, es imposible. El abogado tiene que dedicarse a las leyes y los artistas, a un pentagrama. Pero en las compañías abundan los abogados. Músicos hay pocos.

Es una mujer de declaraciones firmes. Como cuando dijo que era una «marica de espíritu». 

–Sí. Es que soy gay, por supuesto, por supuestísimo. Soy gay desde que nací. A ver, yo me he criado en el ambiente. Pero cuando dices de repente que eres gay, la gente ya va a lo básico. Aunque da igual, lo importante es lo que uno es por dentro. Yo me considero una absoluta defensora de las libertades y de las decantaciones sexuales.

–Su marido, Óscar, es su mánager. ¿Detrás de una gran mujer también hay un gran hombre? 

–Por supuesto. Nosotros tenemos una relación y un equilibrio personal que para mí es lo principal en la vida. Yo he vivido mucho antes de conocerle. Tenía una vida desenfrenada. Durante los primeros 10 años de mi carrera, la de cosas que llegué a hacer... Pero me sentía vacía. ¡Qué bonito todo, qué glamuroso! Pero estaba más sola que un perro en una granja. En cambio, el conocer a Óscar, el ser madre; eso no tiene precio. Te hace ver la vida de otra manera, sentirte importante.

–¿Qué cambiaría en la tele? 

–Espero que un día cambie la rivalidad entre las cadenas, porque eso no favorece al telespectador. En esa guerra por las audiencias creo que el que siempre sale perdiendo es el público. Es importante la audiencia, pero somos muchos millones en este país. Se puede repartir.

–¿Sueña con tener un programa propio? 

–No creo que esté preparada.Tengo tantas historias por finalizar...

–¿Qué ambiciona en la vida? 

–Que la familia esté bien. La ambición laboral es algo que ya he vivido, lo he disfrutado, lo he sufrido, lo he padecido..., pero ya está. Cuando vives un montón de años de esa manera, todo se convierte en lo mismo. Es como una especie de bucle.

–Wikipedia define cada etapa de su carrera con un peinado. 

–Mis cambios más fuertes de look los tuve cuando debía. Con la edad te aligeras de peso y responsabilidades. Era una imagen esclava.

–Forma parte del pasado. 

–Debo adaptarme a los años que tengo, casi 40. Pero no volvería a los veintipocos. Me encanta mi edad, porque ahora sí que sé vivir la vida.

–Pero no reniega de aquel look

–¡Pero si era lo más! Resultaba muy camaleónica. Era divertido. Ahora llevo mi tono de pelo natural y seguiré con él. Porque es como soy.

–Así es Mónica Naranjo. 

–No necesito más cambio. Salvo de ropa y de braguitas. Nada más.