POLÉMICA EN EL DEPARTAMENTO DE ASESORAMIENTO LINGÜISTICO

Blasfemias de ida yvuelta

DOBLAJE

DOBLAJE

MANUEL DE LUNA / BARCELONA

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«Des d'ara mateix, queden excloses del doblatge, sense cap mena d'excepció, les expressions blasfemes («hòstia», etc.). Si en aquests moments teniu en curs la gravació d'algun text en què n'hi surten, elimineu-les i poseu-hi un equivalent. Gràcies». Esta es la parte principal del correo electrónico que, el pasado viernes por la tarde, envió a lingüistas, traductores y estudios de doblaje catalanes Josep Cornudella, responsable del Departament d'Assessorament Lingüístic de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA). Y ayer por la tarde, Cornudella envió un nuevo, y más escueto, e-mail a los mismos destinatarios: «La instrucció sobre l'ús de blasfèmies divulgada el 24 d'octubre s'anul.la a tots els efectes. La responsabilitat de l'emissió d'aquell missatge, divendres passat, i de l'anul.lació d'avui és meva». Este sorprendente frenazo en seco y marcha atrás -en apenas dos días hábiles- sobre una decisión de la CCMA demuestra dos cosas: las connotaciones de censura de una instrucción demasiado ambigua y, sobre todo, la fuerza que tienen en TV-3 el conjunto de lingüistas y traductores que trabajan en los doblajes y adaptaciones.

«El rechazo general que ha provocado esta instrucción en el colectivo de lingüistas, divergencias que incluso se han dado en el mismo Departament d'Assessorament Lingüístic, es lo que me ha llevado a decidir que no se podía mantener esta norma, y por tanto a retirarla», explica Cornudella, que también reconoce que el colectivo de lingüistas que colaboran con TV-3 tiene mucha fuerza. «Sí, es un hecho -concede el directivo de la Corporació-. Seguramente a nivel empresarial es una anomalía, pero son un grupo de profesionales con los que trabajamos, y colaboramos por la normalización del catalán, muy estrechamente y desde hace ya muchos años. Esto hace que haya unos vínculos muy fuertes, y si la mayoría rechaza una instrucción como esta, pues... La verdad es que sabía que habría una reacción negativa, pero no que fuese de tal magnitud».

También acepta Cornudella que la instrucción  que prohibía las blasfemias se planteaba en unos términos ambigüos y poco argumentada, y dejaba al libre albedrío del traductor qué se entiende por blasfemia. Pero mantiene que era una buena idea. «Esta instrucción no era una decisión precipitada -puntualiza-. Ya hacía unos meses que estaba realizando un análisis de los doblajes al catalán y pude comprobar que, en algunos casos, había un exceso del uso de palabras malsonantes y blasfemias que en la versión original ni siquiera aparecían, pero que en el doblaje podían dar más fuerza a la escena o secuencia».

Esta manipulación del original la corrobora Jordi Mir, lingüista que colabora con TV-3 desde sus inicios. «Ahora hay muchas más palabras malsonantes y blasfemias -afirma-. Incluso más que en el original, porque el traductor pone de collita pròpia, porque le va bien».

Cornudella mantiene que la instrucción era una buena idea, pero que se ha tenido que retirar. «Es bueno recular», dice con pragmatismo, aunque no se atreve a predecir si esta polémica servirá para  que los traductores reflexionen ante la blasfemia: «Ya veremos». Y oíremos.