En los abuelos está la clave de la supervivencia

CARLOS VICO

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No hace más de cien años, niños de muy corta edad eran enviados por intervalos de más de una semana al bosque o la montaña a pastorear ovejas. Hoy día, en cambio, niños en edades similares, pasan buena parte de su tiempo encerrados en casa, navegando en internet o jugando a la consola, privándose casi en su totalidad del contacto con el medio natural que les rodea.

¿Por qué hablo de esto? Ya sé que no soy un genio, ni tampoco lo sé todo, pero si se algunas cosas que creo deben de ser contadas. Puntos de vista, aprender a creer en mi, en mis capacidades, en entender que la sociedad te dirá que no puedes hacer cosas, por que le interesa que creas eso, que no des problemas, que solo vales para ser uno más.

Si un niño podía sobrevivir lejos de las comodidades de la sociedad actual, podía enfrentarse a las inclemencias del tiempo, enfrentarse a los lobos y volver a casa con su rebaño; sabiendo eso, cómo puedo yo, un adulto, con los conocimientos y herramientas que poseemos hoy en día, decir que no puedo hacer algo, como puedo creer que no soy capaz.

Para lograr entender qué tipo de súper poderes tenía ese niño pastor, he intentado absorber el máximo conocimiento de las personas que me han ayudado a entender un mundo pasado que, por cuestiones obvias, no podré experimentar jamás.

Al decir esto me estoy refiriendo a los ancianos. Nuestras abuelas y abuelos que, por su edad, experimentaron la vida en un mundo muy diferente al nuestro. Un mundo en que cada cosa tenía su tiempo, donde todo tenía un valor, y donde los conocimientos premiaban por encima de la productividad. Se están perdiendo los oficios y los conocimientos que nos han hecho evolucionar a través de siglos y siglos de historia. Ya nadie sabe hacer una silla, trabajamos, y la compramos. ¿Y qué pasa cuando te quedas sin trabajo? Que te quedas sin silla por que no sabes hacerla. Bienvenidos al macro suicidio.

Debemos oponernos a ese yugo de comodidades que nos atonta y nos hace dependientes. Así seremos más fuertes, polivalentes, autosuficientes, optimistas, analíticos, pero sobre todo, mejores personas que creen en sí mismas.

Buena parte de la base de SurvivalXtreme se debe a estos consejos que he ido recibiendo, de mano de los ancianos, a lo largo de mi vida: viejos oficios que hoy se hallan desplazados en la sociedad contemporánea, el uso de plantas comestibles y medicinales, el trabajo y los beneficios del campo, la caza, la pesca. Dejar que el tiempo haga su labor y disfrutar con ello. Porque para nosotros ya no se trata simplemente de aprender a sobrevivir, sino de aprender a vivir.

Entonces vuelvo y me pregunto: ¿Qué están haciendo nuestros niños? ¿Qué valores les estamos enseñando? ¿Entienden que la vida es más que trabajar ocho horas como un autómata delante de una mesa, en el mejor de los casos, o ser tronistas? Debemos enseñarles a valerse por sí mismos, el trabajo en equipo, el valor de las personas y que si crees en algo, debes luchar por ello, pase lo que pase, digan lo que digan.

La gente habla de hipotéticos casos de debacles de la sociedad, con apagones, con inundaciones, guerras, y de lo importante que sería aprender supervivencia para esos casos. La debacle ya esta aquí, cientos de miles de niños que no tendrán una comida decente al día, enfermedades como la polio, que se creían erradicadas, vuelven a nuestra sociedad.

La clave está en ese pasado que atesoran nuestros ancianos, en la información que están dispuestos a compartir con nosotros y que, como en SurvivalXtreme, no se centra sólo en sobrevivir o ser autosuficientes, sino en afrontar y valorar otros aspectos extraordinarios que nos aporta la vida y que no se encuentran enmarcados tras el monitor de una pantalla electrónica. si no en nosotros mismos, créanme: los únicos limites que encontraréis en la vida son los que vosotros mismos os pongáis.