Varapalo a España por las devoluciones en caliente de Melilla

Un helicóptero proyecta un foco sobre un inmigrante subido a la valla de Melilla.

Un helicóptero proyecta un foco sobre un inmigrante subido a la valla de Melilla.

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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Durísima advertencia del Consejo de Europa a España. Las devoluciones en caliente de inmigrantes en las vallas de Ceuta y Melilla no solo son ilegales sino que si se consuma el intento de darles cobertura legal a través de la ley de seguridad ciudadana se pondría en cuestión todo el sistema europeo de asilo. Así de rotundo se mostró ayer en Madrid el comisario de Derechos Humanos del organismo multilateral, Nils Muizniks, que se reunirá en los próximos días con parlamentarios españoles para pedirles que enmienden esa reforma, actualmente en trámite en el Senado.

El comisario, de nacionalidad letona y educado en Estados Unidos, se presentó en la rueda de prensa con una sandalia con clavos  y un gancho en las manos. Dos herramientas inventadas por los subsaharianos para salvar la malla antitrepa, que les impide introducir las manos o los pies en la valla. Quería demostrar «hasta qué punto se agudiza el ingenio cuando una persona está desesperada» y que «no por tener una valla más alta se va a resolver el problema». «Si pones un muro de 20 pies, va a encontrar una escalera de 30 pies para saltarlo», destacó.

SOBRE EL TERRENO / Muizniks se trajo las nuevas armas de los inmigrantes directamente de Melilla, adonde viajó tras recibir denuncias de oenegés, juristas y hasta de los obispos españoles sobre la práctica habitual de la Guardia Civil de devolver al otro lado del vallado a muchos simpapeles sin tener en cuenta que ya están en territorio español, donde se les debe documentar y ofrecer la posibilidad de acogerse al derecho de asilo.

Entregarlos a Marruecos contraviene, según el comisario, las normas de la Unión Europea, la ONU y el propio Consejo de Europa, es decir, «no se ajusta a las obligaciones internacionales asumidas por España». Después de reconocer que ha «visto devoluciones sumarias en muchos países», advirtió de que es la primera vez que un Estado se plantea reconocerlas en una ley, lo que, a su juicio, sería «un precedente muy negativo, el principio del fin del actual sistema de asilo».

Antes de viajar a Melilla, el comisario se había reunido en Estraburgo  con el principal impulsor de la reforma legal, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Y ayer mismo con su número dos, Francisco Martínez, y la defensora del pueblo, Soledad Becerril. De las reuniones dijo haber salido «confiado» en que se  modificará. La reforma se introdujo a última hora a través de una enmienda del grupo parlamentario popular a la también conocida como ley mordaza.

Desde el Consejo de Europa se seguirá atentamente su tramitación y si el texto se acaba aprobando como está ahora el comisario se personará como parte ante el Tribunal Europeo Derechos Humanos en las denuncias de simpapeles que lleguen a esta instancia.

El comisario sí valoró como «un paso sumamente positivo» de su viaje a Melilla la creación de oficinas para solicitantes de asilo ubicadas en los puestos fronterizos. De ello se han beneficiado los sirios aunque observó «colas de más de 80 personas», por lo que cree que las oficinas deberían reforzarse. «Los africanos no tienen esta posibilidad y por eso se ven obligados a usar zapatos de clavos y garfios», lamentó.

OTRO TIRÓN DE OREJAS / Capítulo aparte han merecido en su viaje las denuncias de malos tratos y otras irregularidades de las que han sido acusados los agentes que vigilan las fronteras. Para tratar sobre estas cuestiones se reunió con el jefe de la Policía Nacional y su homólogo en la Guardia Civil de Melilla. No debieron convencerle mucho sus explicaciones porque reivindicó, «una vez más», la creación de un organismo independiente de investigación porque las pesquisas internas «no son suficientes». Las autoridades españolas «no han adoptado» hasta ahora esta recomendación, pero prometió «seguir insistiendo» en el futuro.

«Hasta que no haya castigos o sanciones, los mecanismos de investigación interna no serán suficientes o efectivos». En relación al borrado de los vídeos de la valla que demostrarían las devoluciones en caliente por las que ha sido imputado en Melilla el coronel jefe de la Guardia Civil, Muizniks espera «que las cintas se recuperen, lo que es posible con las nuevas tecnologías», y que «las personas que «manipularon las pruebas sean castigadas».