La tradición de los 'bous'

Toros bravos catalanes

Los 'correbous' de las Terres de l'Ebre, repetidamente mencionados en el debate sobre la abolición de los toros, se proveen de 11 ganaderías de la zona que tienen unas 1.100 cabezas

ANNA LLUÍS
TORTOSA

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Loscorrebousson el talón de Aquiles de la ILP que reclama la prohibición de las corridas en Catalunya. ¿Por qué no los incluyó la Plataforma Prou en la ILP si hay consenso entre los proanimales en que también son crueles?, preguntan los taurinos. El portavoz de Prou no tuvo empacho el jueves en responder ante la comisión parlamentaria encargada de la ILP que por (legítimo) posibilismo político.«La sociedad no nos habría apoyado como lo ha hecho», dijo.

Loscorrebous(a punto, por cierto, de quedar blindados por ley) también sirven a los taurinos para denunciar la incoherencia de ERC y CiU, que defienden estos festejos mientras están a favor (solo mayoritariamente en el caso de la federación nacionalista) de prohibir las corridas. Delata esta postura, según los taurinos, que a ERC y CiU les mueven pulsiones identitarias.

No son loscorrebousde la discordia solo una fiesta popular sino una industria en toda regla. La industria del toro bravo catalán.

Las plazas en las que embisten los toros en las comarcas del Ebro se construyen con viejos carros de madera, remolques de tractor, carretas y andamios, y se desmontan cada año en cuanto terminan las fiestas mayores de cada uno de los 24 municipios donde siguen vivos losbous.

Pero los animales que se crían para dar espectáculo en las Terres de l’Ebre son toros bravos como los toreados en cualquier corrida en las plazas más prestigiosas.«Se trata de toros de lidia, aunque en esta zona no siempre se usan los cerriles, algo que sí es obligatorio en una corrida, sino que también se usan animales que ya han protagonizado espectáculos antes, y también vaquillas, más jóvenes y de menor peso», explica Joan Clavelles, responsable de Sanidad Animal del Departament d’Agricultura, Alimentació i Acció Rural.

Bestias cuidadas

«Los más prestigiosos son los toros cerriles, es decir, los que salen por primera vez en su vida a la plaza, con pesos en torno a los 500 kilos y con los pitones sin arreglar»,puntualiza Rogelio Martí, uno de los propietarios de las 11 ganaderías de toros que existen en las Terres de l’Ebre. Entre las 11, de ocho propietarios, reúnen 1.166 cabezas.

Martí posee 143 animales, que cría en su finca en la falda de Els Ports, en Alfara de Carles (Baix Ebre).«Los toros son las bestias más cuidadas de todas, las que se crían con más cariño, porque les tenemos una pasión especial»,asegura el ganadero. La misma pasión que expresan los defensores de los espectáculos taurinos, en sus diversas modalidades, que llenan los programas festivos de 10 poblaciones del Baix Ebre, 11 del Montsià y tres de la Terra Alta. En total, el año pasado el Departament d’Interior autorizó 213 días debousen la zona.

Esas jornadas suelen incluir los llamadosbousde plaza, los decarrer, los ensogados y losembolatso de fuego. En la plaza, los toros son incitados a embestir a jóvenes que intentan sortear los ataques exhibiendo mayor o menor destreza ante un público que a menudo está más pendiente de las copiosas comilonas con amigos que del ruedo. En los decarrerse suelta un grupo de astados en carrera al estilo de los sanfermines. Los ejemplares macho más voluminosos suelen ser escogidos para ensogar yembolar. En el primer caso sus cuernos son atados con unas cuerdas que permiten a los mozos controlar hasta cierto punto sus movimientos en la carrera. En losembolatsse colocan dos bolas de fuego en las astas.

Menos estofados

Tras las actuaciones buena parte de los animales vuelven a las fincas a la espera de ser contratados de nuevo.«Hace años era frecuente que después del espectáculo el toro fuese sacrificado para ser cocinado en comidas populares, pero desde que se detectó el mal de las vacas locas, los controles veterinarios de la carne retardan varios días su disponibilidad y los estofados ya no son tan frecuentes»,comenta Martí.

El precio que pagan las peñas taurinas y ayuntamientos por un buen toro cerril puede oscilar en torno a los 3.000 euros, pero cada pueblo contrata varios ejemplares y de diverso valor en cada fiesta mayor. El año pasado los detractores de losbouspresentaron 10 denuncias por maltrato al animal.