El Supremo absuelve a un gambiano al que condenó por error

Las pruebas de su inocencia están ahí. Sin embargo, a la justicia le cuesta su tiempo enmendarse. Así ocurrió con Óscar Sánchez, el lavacoches de Montgat que fue liberado en marzo tras pasar nada menos que 20 meses encarcelado en Italia por un delito de narcotráfico que no cometió. Y así acaba de pasar conLamin Darboe, elinmigrante gambiano de 36 años que, también por unasuplantación de identidad y unamala identificación policial en Barcelona, fue condenado en el 2009 por el trapicheo de marihuanacometido por otra persona. Tres años y medio después, elTribunal Supremo le ha absueltode ese delito y ha anulado una condena que le había arruinado la vida, pues a causa de eseerror judicial, perdió su trabajo, su piso y su permiso de residencia. De tener un empleo fijo, pasó a sobrevivir hurgando en la basura en busca de chatarra.

La historia de Lamin,denunciada por EL PERIÓDICO el 29 de abril pasado,es rocambolesca. También su final, pues con el único apoyo legal de los asesores del Centro de Información de Trabajadores Extranjeros de CCOO y sin abogado ha logrado el más difícil todavía: que el Supremo revocara una sentencia firme (la de su condena) que no admitía recurso. Eso sí, la negativa del Colegio de Abogados de Madrid de proporcionarle un abogado de oficio ha generado una enorme demora en una resolución que el propio Tribunal Supremo señala en su sentencia que "carece de complejidad alguna".

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