UNA PAREJA PIONERA

"Somos una familia sin etiquetas"

Marisol y Maria tienen cuatro hijos y fueron las primera de Catalunya en adoptar

"Somos una familia sin etiquetas"_MEDIA_1

"Somos una familia sin etiquetas"_MEDIA_1

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ricard dibujó el año pasado a su familia. Su hermano mayor, Jordi (13 años); sus hermanas gemelas, Rita y Miriam (11 años), y sus dos mamás, Maria y Marisol. Estaba en P3 y un amigo de la guardería se murió de la envidia. "¡Yo también quiero tener dos mamás!", le dijo, recuerda Marisol. Esta pareja de lesbianas fue la primera que en el 2005 se benefició de la ley de adopciones por parte de familias homoparentales. No fue por casualidad, pues llevaban varios años litigando en los juzgados y tenían todo el papeleo avanzado. Antes de lograr el plácet legal, convivieron con la rocambolesca situación de tener hijos con distintos apellidos, pues a Jordi lo gestó Marisol y las chicas crecieron en el vientre de Maria. Y por si aquello fuera poco insólito, la Generalitat les mandó el carnet de familia numerosa porque estaban bajo el mismo techo, a pesar de que no podían adoptar a los pequeños porque el Parlament todavía deshojaba la legislación.

Viven en Vic y da reparo preguntarles según qué cosas. Hasta que son ellas y ellos los que hablan con total y absoluta normalidad de una situación que es su rutina diaria, sin entrar a valorar si hay muchas o pocas familias como ellos. Los niños, Ricard al margen, porque todavía tiene cuatro años, han tenido que responder a muchas preguntas de curiosos. Están acostumbrados, a pesar de que más de uno de repara en mal gusto: "¿Y quién lleva el coche al mecánico? ¿Y quién conduce?", rememora Jordi.

Lo bueno de la familia Viñolas Galobardes es que no hay roles. Aquí todo el mundo hace de todo sin venir a cuento el sexo de cada uno. "Los niños -reza Marisol- tienen un comportamiento sin clichés. Copian lo que ven en casa, sin vincular la actitud a una etiqueta social". Maria tiene claro que para normalizar la situación "primero hay que superar la homofobia interna", esto es, "pensar que eres un ciudadano de segunda, que no tienes los mismos derechos que cualquier otro". Para conseguirlo, insta al sistema educativo a dar un vuelco al modo cómo se trata el modelo familiar en las aulas. "Estoy harta cada año de ver en las agendas el recuadrito para poner el nombre del padre y de la madre". Señala sobre todo la etapa del instituto, porque esto va más allá de aceptar que un niño tenga dos padres o dos madres. Va de conocer y aceptar la propia sexualidad.

"Tratan el tema desde la anatomía, sin detenerse en el lado afectivo. De este modo, si a un niño de 14 años le gustan los niños, no encontrará un espacio en el que pueda incluirse". Ambas madres reclaman que los profesores estén formados y que dispongan de material didáctico. Porque por mucho que la justicia esté de su lado, la sociedad todavía no está al 100% de su lado.

Marisol y Maria tenían claro que querían adoptar. En el 2010, tras dos años de espera, llegó Ricard. Un bebé que tres años después dibujaría esa familia numerosa con dos mamás.