MEJORA DE UNA INFRAESTRUCTURA SATURADA

Siete años para siete kilómetros

Fomento desdobla el polémico tramo gafado de la N-2 entre Caldes de Malavella y Sils

Primeros vehículos en el tramo desdoblado, ayer.

Primeros vehículos en el tramo desdoblado, ayer.

FERRAN COSCULLUELA / SILS

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Como acostumbran a decir los políticos en la mayoría de las inauguraciones oficiales, ayer fue un día de «alegría» y «satisfacción» por la puesta en funcionamiento del tramo desdoblado de la N-2 entre Caldes de Malavella y Sils (Selva). Una entrada en servicio que para los alcaldes de ambas poblaciones y para los más de 20.000 conductores que diariamente circulan por la saturada carretera fue más bien una sensación de «ya era hora» después de que el Ministerio de Fomento haya necesitado siete años para concluir un tramo de apenas siete kilómetros (6,6, para ser exactos).

El nuevo trayecto de la A-2 al sur de Girona se sumará ahora a los ocho kilómetros del tramo desdoblado entre Fornells de la Selva Caldes de Malavella. Una infraestructura que entró en funcionamiento a finales del 2007 en medio de grandes críticas debido a su tardanza, ya que se requirieron cuatro años para que pudiera completarse. Todo un récord de velocidad constructiva si se compara con la obra que se acaba de entregar ahora.

Sin querer restar méritos a la cicatería habitual del ministerio con Catalunya, hay que reconocer, sin embargo, que estas obras nacieron gafadas. Los trabajos comenzaron en agosto del 2007, en plena temporada estival, con las complicaciones y sobreesfuerzos que esa estación turística comporta, pero apenas dos años más tarde tuvieron que paralizarse debido a que una de las empresas adjudicatarias presentó un concurso de acreedores.

La vegetación sustituyó a las excavadoras y los puentes construidos siguieron conduciendo a ninguna parte durante tres años, hasta que a finales del 2012 las máquinas volvieron a la actividad. Durante todo ese tiempo, los vecinos de Caldes de Malavella y de Sils, y los conductores habituales de la carretera, han tenido que transitar por un ramal de servicio hasta la conclusión de los trabajos, esquivando conos y barreras y con cambios constantes de circulación para acceder a las poblaciones afectadas. «Solo faltaba que cayera un rayo, porque nos ha pasado de todo en esa carretera. Hemos sufrido, y hemos sufrido mucho», insistió ayer el alcalde de Caldes, Salvador Balliu.

Una experiencia que, además de ser nefasta, no todo el mundo puede contar, porque como recordó el alcalde de Sils, Miquel Nogué, «además de las molestias y los perjuicios, se han producido víctimas mortales y muchos accidentes con daños materiales. Costes que seguramente se podrían haber evitado si el plazo de construcción hubiera sido más corto», lamentó.

Primera piedra

Unas quejas justificadas, como reconoció en parte la ministra Ana Pastor, que admitió que la N-2 está desbordada y que su desdoblamiento es una «necesidad histórica muy importante». La titular de Fomento aprovechó la inauguración para colocar la primera piedra del siguiente tramo que se va a desdoblar, entre Sils y Maçanet de la Selva. Un trayecto con un presupuesto de 21 millones para construir una vía de tres kilómetros en un plazo que superará los tres años. En la línea de la velocidad de crucero del ministerio.

Como dijo el conseller Santi Vila, que elogió el «compromiso» de la ministra con esta obra, la A-2 avanza «sin prisa, pero sin pausa».