Londres explora la historia del sexo

Siempre pensando en eso

'Desnuda tu mente', la exposición que se acaba de inaugurar  en Londres, rinde homenaje a los científicos pioneros en  el estudio del sexo y recuerda, a través de objetos e imágenes eróticas, cómo se las gastaban nuestros antepasados.

1.  los encantos de la masturbaciónUna viñeta de elogio al tocamiento mutuo publicada en Londres en 1825.2,.  el deterioro del amor propio Estampa firmada por J. Brodie, de 1845, que pretende alertar sobre los perjuicios físicos y ment

1. los encantos de la masturbaciónUna viñeta de elogio al tocamiento mutuo publicada en Londres en 1825.2,. el deterioro del amor propio Estampa firmada por J. Brodie, de 1845, que pretende alertar sobre los perjuicios físicos y ment

BEGOÑA ARCE

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Gozoso, reprimido, traumático, pecaminoso, libre o esclavizador, el sexo es una parte fundamental de la existencia humana. Todo está inventado en los asuntos del sexo, aunque cada generación crea explorar terreno virgen. Desnuda tu mente es la invitación que lanza el Wellcome Trust de Londres, con una exposición en la que recorre 100 años de investigación del comportamiento sexual. Una colección de dos centenares de películas, fotos, pinturas y juguetes eróticos creados hace siglos en África o Japón, demostrando que no hay nada nuevo bajo el sol. «Cada generación quiere pensar que ha inventado el sexo», afirma Kate Forde, una de las comisarias de la muestra. «Pero basta con ver lo expuesto para darse cuenta de que nuestros antepasados eran quizá más curiosos y audaces de lo que creemos».

Audaces, como las escenas de copulación en una vajilla griega, 500 años antes de Cristo, o los exquisitos grabados nipones en marfil de los genitales femeninos. Un arte erótico que contrasta con el aterrador anillo de hierro del siglo XIX, recubierto con púas, para ser colocado a modo disuasorio en el pene de los onanistas. En la misma vitrina, el libro francés Los encantos de la masturbación ensalza la práctica solitaria, mientras la publicación inglesa El compañero secreto la condena y advierte de que tal hábito provoca «debilidad sexual».

Entre una colección de condones  y amuletos simbolizando la fertilidad están los médicos, psiquiatras y antropólogos que han estudiado e interpretado la sexualidad humana. Del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, a la escocesa pionera de la contracepción, Marie Stopes. De los estudios estadísticos de Alfred Kinsey, a los experimentos de laboratorio de la pareja Masters y Johnson, protagonistas ahora de una serie de televisión, o las fotos de Richard von Krafft-Ebing, el psiquiatra que popularizo los términos sadismo y masoquismo«Los sexólogos tratan de  sacar la sexualidad del terreno de la moral y llevarlo a la ciencia. Una aproximación objetiva», señala Forde.

El sexo es parte también de  la agenda política. La exposición arranca con la destrucción en Berlín, en 1933, del Instituto de Sexología a manos de los nazis. Una filmación recoge la pira de libros y archivos en llamas de la institución creada en 1919 por Magnus Hirschfeld. El sexólogo alemán -gay, judío y socialista- abogaba por la libre expresión de la sexualidad.

Thatcher y el sida

Décadas más tarde, Margaret Thatcher trató de prohibir la mayor encuesta pública jamás realizada en el Reino Unido sobre las costumbres sexuales de los británicos. Los médicos tenían buenas razones para hacerla. La década de los años 80 concluía con los estragos de una enfermedad de transmisión sexual mortal y desconocida.

El sida, no mueras de ignorancia, decía el panfleto enviado en pleno zarpazo de la epidemia. Era vital descubrir cómo se propagaba el virus. La primera ministra conservadora pretextó que las preguntas sobre sexo eran demasiado intrusivas en la vida privada. Al final, el trabajo se realizó con fondos privados y 18.876 adultos fueron entrevistados. La información sirvió para tomar medidas preventivas contra la epidemia y establecer estrategias de educación sexual y planificación familiar.

La exposición posee incluso una réplica de la Caja del Sexo, el famoso Orgone Accumulator, ideado por Wilhelm Reich. Los visitantes se pueden sentar dentro de ella para estimular -teóricamente- la libido y tocar el cielo, como le ocurrió a Woody Allen en la comedia El dormilón, cuando parodiando a Reich, y mientras ligaba con Diane Keaton, se metía en el Orgasmatrón, hasta salir chamuscado y con los ojos haciendo chiribitas de gusto.

La evolución de las costumbres sexuales, al menos en Occidente, ha sido fascinante. Lo que fue tabú, delito y perversión en otra época, es común y aceptado ahora. El siglo XXI ha debutado con la legalización de matrimonio gay y el acceso libre a internet, donde es posible encontrar todo lo que quiso saber siempre sobre el sexo y jamás se atrevió a preguntar.