LA EXPLOTACIÓN DE UN DISTINTIVO DE LA UNESCO

El sello ecológico del Ebro, listo tras 2 años de espera

Las empresas del sur de Tarragona ya pueden adherirse a la marca Reserva de la Biosfera

Un tractor realiza trabajos para la siembra de arroz en el delta del Ebro.

Un tractor realiza trabajos para la siembra de arroz en el delta del Ebro.

SÍLVIA BERBÍS / AMPOSTA

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Este es el tercer verano desde que las Terres de l'Ebre fueron declaradas Reserva de la Biosfera por la Unesco y, por fin, se podrá hacer uso de la distinción. Más de dos años de lentos trámites han sido necesarios para definir el logo y el reglamento hasta que finalmente, a partir de hoy, las empresas de las cuatro comarcas que cumplan una serie de requisitos pueden empezar a tramitar adherirse a la marca para promocionar con ella sus servicios o productos. Lo más visible será un logo (se utilizará el mismo del Patronat de Turisme de les Terres de l'Ebre) que podrán utilizar como distintivo si obtienen el beneplácito del comité evaluador. Con el tiempo transcurrido, se ha perdido la inercia de promoción inmediata que acompañaba la declaración. Los sectores turísticos y agroalimentarios del Ebro, los dos a los que apela directamente la nueva marca, conciben con diferente apego su posible adhesión.

«Las empresas del sector turístico, como las de alojamiento y las de restauración, muestran un gran interés hacia el valor añadido que les puede aportar la marca, y en el caso de las agroalimentarias, la percepción está más repartida y se puede mejorar su respuesta», apuntó ayer uno de los técnicos del Consorci de Polítiques Ambientals de les Terres de l'Ebre (Copate), organismo que gestiona el sello.

El delegado del Govern en las Terres de l'Ebre, Xavier Pallarés, confía en que unas cien empresas se adhieran a la marca este año. «Sería un éxito», afirmó ayer. Para ello, los aspirantes deberán presentar su proyecto al Copate, a la Cámara de Comercio de Tortosa o a uno de los cuatro consejos comarcales y asumir, durante tres años, «el compromiso de mejorar la calidad del producto o servicio, con el territorio, con la sostenibilidad ambiental y con la responsabilidad social», apunta el organismo gestor. También tendrán que pagar una tasa inicial de 200 euros y una anual de mantenimiento de entre 50 y 500 euros en función de los trabajadores.

«Solicitaremos la adhesión porque que a la larga puede ser beneficioso, como es el caso de Menorca», señaló ayer Raúl Sabaté, responsable de la empresa turística Rogles i Aventura. La localidad donde tiene su sede, Flix, como ocurre con toda la zona norte de la Ribera d'Ebre, está excluida de la reserva, aunque su actividad se desarrolla a lo largo del río Ebro, en zona incluida. «Esperamos que revisen la delimitación porque para zonas como la reserva natural de Sebes es injusta la exclusión», apuntó Sabaté.

Algunas instituciones se han podido adelantar para usar el logo. «Estamos convencidos del valor añadido que implica y de la conexión entre la filosofía de las reservas de la biosfera y la realidad natural y patrimonial de L'Ametlla de Mar», afirmó el gerente del área de Turismo de este municipio, Damià Llaó.