El reciclaje más fructífero

Servei Solidari organiza un intercambio de libros para recoger dinero para la alfabetización

T. S. / BARCELONA

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Cada vez que toca inscripción en los cursos linguísticos de Servei Solidari se forman largas colas en la calle de Sant Antoni Abat, donde siglos atrás se encontrara una de las puertas de la muralla de la ciudad. Allí había aduana -los comerciantes tenían que demostrar que habían pagado el impuesto de la bulla- y también un control sanitario, que los forasteros debían superar para entrar en Barcelona.

Pero volviendo al siglo XXI, pese a las colas, pese a la gran demanda, a que los usuarios asumen parte del coste y a las ayudas públicas y privadas, cada año se genera un déficit que hay que combatir. «Todo el mundo está encantado, pero falta dinero», explica Mariona Aixelà, responsable de proyecto, que cita cuatro cifras: el coste de la formación básica para el 2015 -un presupuesto hecho a partir de los datos del 2014- es de 118.000 euros y el agujero que cubrir, de 45.000 euros.

De esta necesidad nació tiempo atrás Recicla Cultura, una campaña de sensibilización enfocada a Sant Jordi y ligada a los libros, que Servei Solidari desarrolla desde hace cuatro años y que se estructura sobre la donación y venta solidaria de libros. Hay distintas formas de colaborar: donando las obras o creando un punto de recogida y venta de estas en la propia empresa, el colegio, la universidad.

Hay 80 puntos de venta, informa Miquel Antonijuan, responsable de relaciones institucionales, que ve la campaña como una manera de vivir «un Sant Jordi con valor añadido». Si los que montan los puntos de venta lo quieren, la venta puede ir más allá del 23 de abril.

DEDICATORIA

Cuenta Antonijuan que se ha buscado un valor añadido de implicación. Se reclama a los donantes que dediquen el libro que donan, para humanizar más si cabe la solidaridad. El año pasado, Recicla Cultura aportó 17.000 euros a Serveis Solidaris gracias a la participación de 25.000 personas en la campaña. Existe otra vía de colaborar con la fundación, que Recicla Cultura describe en su web (Reciclacultura.org) como Comprando el libro que cambia vidas, que en este caso es La nostra Barcelona.

Se trata de una obra elaborada por voluntarios y usuarios de los cursos de formación básica de la fundación y que toma a los segundos como protagonistas. El libro es el resultado de solicitar a personas que viven en Barcelona pero que nacieron muy lejos de aquí que elijan el punto que prefieran de la ciudad. Es una guía de Barcelona que probablemente no coincida con las tradicionales.

En el banco

Los forasteros que esperaban turno hace siglos para el control sanitario preceptivo se sentaban a esperar su turno en los bancos de la iglesia de Sant Antoni Abat, enfrente. Hoy junto a las aulas de la Fundació Servei Solidari se halla uno de esos bancos en los que esperaban los que venían de fuera, algo que a poco que se mire bien supone una especie de cierre del círculo.

Porque Servei Solidari no deja de ser la puerta que se encuentran muchos inmigrantes al llegar a Catalunya. La diferencia es que en lugar de comprobar que llegan libres de la peste u otras enfermedades, como siglos atrás, sus responsables se esmeran en facilitar que el recién llegado se adapte, algo que siempre será más fácil para quien puede entender y hacerse entender. El profesor voluntario Sàrries lo reitera dando a entender que no es un argumento visceral sino muy bien pensado: «No podemos prescindindir de esta gente».