LA PRIMERA NAVIDAD DESPUÉS DE ENVIUDAR

La ausencia

No hay una Navidad, sino miles, no solo porque cada uno la vive a su manera, sino porque a lo largo de la vida la festividad no significa lo mismo. En estas páginas contamos cómo serán cinco primeras Navidades tras un cambio de guion, un volantazo del destino, porque el empleo, el hogar, la salud, la muerte, la vida, en definitiva, dan muchas vueltas.

María Guzmán afronta las fiestas navideñas después de que su marido falleciese a causa de un cáncer el pasado septiembre

JOAN CAÑETE BAYLE / BARCELONA

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Las fechas. María Guzmán (64 años) se sabe todas las fechas, esas fechas que jamás olvidará. El 11 de julio: “Fuimos por primera vez a Urgencias, no comía, tenía el vientre cada vez más hinchado, le sacaron líquido, luego le hicieron pruebas, una ecografía, un TAC, el doctor nos dijo que tenía un tumor maligno en la vena porta, yo nunca había oído hablar antes de esta vena”). El 31 de agosto: “Adelgazó 14 kilos, cada cuatro días como mucho había que vaciarle la barriga, solo comía caprichos, unos huevos fritos, una tostada con paté, un poco de sopa, por las noches solía despertarse para ir al baño, aunque no lograba hacer nada. Me decía: 'no te levantes, mujer, que me pones muy nervioso'. Esa noche, era domingo, él se levantó, yo no me levanté, le oí llamarme, lo encontré en el lavabo con el suelo lleno de sangre, en el hospital ya lo ingresaron en la planta de paliativos, cuando llegamos él dijo: 'mira, un sofá, qué bien vamos a estar aquí'". El 2 de septiembre, el día que su marido, Alfonso Costa Cayuela, murió. El 14 de septiembre, el día que hubiera cumplido 65 años. El 7 de diciembre, el día que hubieran celebrado 39 años de casados.

El 24 de diciembre, Nochebuena. Y el 25 de diciembre, Navidad. “Este año no he adornado la casa, no tengo ganas, lo único que pondré por los niños es el Tió porque a ellos les hace ilusión darle con el palo, la cuchara de madera. Lo pasaremos lo mejor que podamos”. No serán estas, las primeras sin Alfonso, unas fiestas fáciles para María ni sus tres hijos y cinco nietos. Andaluza de Jaén ella, murciano de Totana él, la Nochebuena siempre fue en su casa “una fiesta grande, aquí se llegó a juntar mucha gente. Y ahora...”. Es la Nochebuena de tantos emigrantes del resto de España que llegaron a Catalunya para prosperar, Nochebuenas opíparas, más de carne que de pescado, en las que hasta no hace mucho convivían cuatro generaciones (María y su marido, sus padres, sus hijos y sus nietos) y que este año está marcada por “la ausencia”. Nochebuena de brindis en recuerdo de Alfonso, Nochebuena de anécdotas, Nochebuena de tripas corazón, Nochebuena cuyo peor momento para María probablemente será el mismo que el de cualquier otro día, ese en que los hijos y los nietos “se van y cierran la puerta”. “Los hijos tienen que hacer su vida”, comenta María, la frase que tantas viudas repiten una y otra vez cuando hablan de la ausencia, de la soledad.

La vida de María está íntimamente ligada a la Alfonso, 39 años de casados hubieran celebrado el 7 de diciembre si antes no hubiera habido el 2 de septiembre, “toda la vida juntos, con nuestros enfados, con nuestras peleas”. Se conocieron con 18 años gracias a una prima de Alfonso, ella vivía en el Carmel, él en el Besòs, siete años estuvieron de novios, él jugaba muy bien a fútbol, hubiera incluso podido jugar en el Barça, pero entonces esto de ser futbolista no era un pasaporte a la prosperidad como ahora, “falleció quien había sido considerado el mejor futbolista del Besòs”, tituló un pequeño suelto 'El Mundo Deportivo' para informar de la muerte de Alfonso, el Totana.

EL CÁNCER FULMINANTE

Alfonso nunca fue futbolista profesional; trabajó en la construcción, en una empresa de muebles, tuvo un bar, le afectaron unas cuantas crisis, y una hernia discal lo jubiló. Y con esa crueldad tan difícil de comprender, después de toda una vida trabajando, cuando se ha alcanzado la esperada jubilación, aparece el cáncer, fulminante, inoperable, el primer ingreso el 11 de julio, la sangre en el baño el 31 de agosto, la muerte el 2 de septiembre.

Para María, estas Navidades serán las primeras del resto de su vida. Hubo otras primeras Navidades, las primeras como madre, las primeras como abuela. Pero primera, lo que se dice primera, hubo una, la Navidad donde todo empezó para ella y Alfonso, la de 1975, la primera como mujer casada, un 7 de diciembre ella y Alfonso se casaron, 39 años hubieran cumplido este diciembre. “Esa fue quizá la Navidad más bonita, fue la primera en la que estuvimos juntos, entonces era otra época, los novios de entonces no eran como los de ahora, no sé cómo decirlo...”