Noches heladas bajo el cartón

icoy36911466 sin techo170117202708

icoy36911466 sin techo170117202708 / CARLOS MONTAÑÉS

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con las temperaturas frisando el punto de congelación, dormir a la intemperie deviene un enemigo mortal que acecha a casi mil personas solo en la ciudad de Barcelona. Personas que han hecho de su hogar plazas, cajeros automáticos, puentes, soportales, descampados..., la mayoría reticentes a abandonar su refugio a cielo abierto para pernoctar bajo techo. No es fácil entenderlo, pero ellos tienen sus motivos, y he aquí el principal escollo al que se enfrentan desde este lunes los profesionales y voluntarios que participan en la llamada operación Frío activada por el ayuntamiento, en colaboración con la Creu Roja.

El Servei d’Estades Breus del Centre d’Urgències i Emergències Socials de Barcelona (CUESB), que ha habilitado de forma temporal 108 plazas en su centro de la calle Llacuna, 25, donde ofrece cena y desayuno, cuenta con nueve vehículos y una treintena de personas que durante unos pocos días, hasta que el termómetro arañe algún grado, rastrean la ciudad en busca de los sintecho. Les informan de las bajas temperaturas, tratan de convencerles de que acudan al centro y reparten mantas y agua. En la jornada del lunes, el operativo (teléfono 900703030) consiguió alojar a 34 de ellos, a los que se sumaron otros 32 derivados por otros servicios de atención o llegados por iniciativa propia. En total, 61 hombres y 5 mujeres.

NO SIN MI PERRO

“No se les puede obligar y son muy pocos los que aceptan ir al alojamiento por múltiples razones, desde los que ya cuentan con una red de servicios mínimos, como alimentos, a los que creen que cuando regresen otro les habrá ocupado su espacio o los que no quieren separarse de su mascota”, explica David Osorio, director de Socors i Emergències de la Creu Roja. 

Ferran Busquets, director de Arrels Fundació, que también realiza acciones especiales estos días de intenso frío, es tajante: “El problema es que no les damos lo que necesitan”. Y lo que necesitan, subraya desde su amplia experiencia con los más desfavorecidos, son “espacios próximos y que les permitan tener intimidad”. Simple cuestión de empatía. “¿Acaso no es lo que pediríamos cualquiera en su situación? Si están en el Raval y tienen que ir al Poblenou, luego, a las 8 de la mañana cuando deben abandonar el alojamiento, ¿cómo vuelven? ¿Y no nos resultaría difícil a todos convivir con decenas de desconocidos, encima con problemas enormes?”.

La solución para estas noches heladas pasa por habilitar más espacios, agrega Busquets, y pone como ejemplo a seguir el de la parroquia de Santa Anna (Santa Anna, 28), que abre cada noche de esta semana. “Los centros cívicos también podrían hacerlo. Soluciones hay, la cuestión es si realmente queremos que salgan de la calle. ¿A quién no le gusta un plato caliente y una cama?”, pregunta.