Gente corriente

Mireia Grossman: «A los 40 años descubrí que no sabía nada de mi cuerpo»

'Perineóloga'. Su misión es desdramatizar y poner luz sobre la parte más maltratada del cuerpo.

«A los 40 años descubrí que no sabía nada de mi cuerpo»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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Participa en el Fòrum Dona i Menopausa que se celebra a partir del jueves en Barcelona [más información en ellayelabanico.com] y antes de empezar la entrevista me enseña a sentarme correctamente. El truco es poco fino, pero muy práctico. A saber: siéntese poniendo las manos debajo de las nalgas, con la palma hacia arriba, y notará unos huesos, los isquiones; ahora imagínese que estos huesos son como las patas del balancín de la abuela y apóyese sobre la parte delantera, de manera que la columna quede recta y libere al suelo pélvico de la presión. ¿Ya está? Pues adelante con la lectura.

-Usted llegó a cinturón negro de jiu-jitsu.

-Pero no me gustaba competir, me atraía más la idea de que quien rompe una nariz también sea capaz de arreglarla. Por eso le pedí a un maestro japonés que me enseñara shiatsu y monté una escuela.

-Y abandonó la defensa personal.

-Sí, y luego estudié  fisioterapia y osteopatía. Se supone que a los 40 años una mujer ya conoce su cuerpo, ¿no? Pues yo estaba en clase así [abre la boca y los ojos]: ¡Descubrí que no sabía nada de mi cuerpo! Y si yo no sabía nada, mis amigas tampoco. Por eso ahora me dedico a dar charlas: las llamo El periné entre amigos. Son reuniones de amigas, como el tuppersex de antes. Las mujeres vienen al Espai de Salut Alè [en la foto] o yo voy  a su casa con mi maletita y charlamos en plan informal.

-Muchas personas ni siquiera sabrían decir dónde tienen el periné.

-Es un drama que sea tan desconocido. El periné es la parte inferior de la esfera abdomino-pelviana, que empieza en el diafragma. En nuestra vida cotidiana ejercemos una presión continua sobre el suelo pélvico, y eso no hay periné ni esfínter que lo aguante.

-Concha Velasco rompió el tabú sobre la incontinencia con anuncios de compresas.

-Ahora hay uno con chicas jóvenes que está bien porque plantea la incontinencia como algo generalizado, pero el mensaje que da es equivocado: «Mujer, serás incontinente; pero tranquila, yo te daré una compresa».

-¿Y no es así?

-¡Claro que te puedes poner una compresa! Y también puedes hacer gimnasia abdominal hipopresiva, que va muy bien pero es muy dura. Pero para mí, gran parte del trabajo de periné es mental. Hay que conectar con esta parte de nuestro cuerpo que está allí abajo, dejada de la mano de dios, e integrarla en nuestra rutina: ser conscientes de ella cuando estamos sentadas en la oficina y cuando pasamos la fregona.

-¿Con la fregona también?

-Claro. Al escurrirla apretamos hacia abajo, con lo que la barriga se pone dura y la presión cae sobre el periné. Pero si en lugar de apretar hacia abajo elongamos [estirarse como queriendo crecer] y sacamos el aire, hacemos un trabajo hipopresivo.

-Su conferencia en el Fòrum se titula ¿Qué hacer contra la sequedad vaginal?

-La sequedad es una consecuencia de la atrofia vaginal. El tejido está medio muerto por falta de estrógeno, sí, pero también porque ya no respira, no se mueve.  ¿Cuál es la única manera de contraer la capa muscular de la vagina? A través del orgasmo.

-¿Propone orgasmos terapéuticos?

-Ya sé que «orgasmo terapéutico» es un titular muy atractivo, pero echaría atrás a mucha gente.

-Vaya...

-Este mundo requiere mucha sensibilidad. Muchas mujeres me consultan por una incontinencia urinaria -o fecal, que aún es más tabú- y al cabo de las sesiones aparece el tema sexual. Dicen que de cintura hacia abajo están muertas. ¿Sabe la cantidad de mujeres que no se tocan? La propia palabra masturbación es muy fea. Hay que sacarse de encima toda esa mentalidad sucia. Es tu cuerpo, tu derecho y tus ganas.