CONTROVERSIA MEDIOAMBIENTAL EN BALEARES

Mallorca incinerará toneladas de residuos importados de Europa

Aspecto actual de la planta incineradora de Son Reus, en Mallorca, que fue ampliada en el año 2007.

Aspecto actual de la planta incineradora de Son Reus, en Mallorca, que fue ampliada en el año 2007.

MARISA GOÑI
PALMA DE MALLORCA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mallorca se prepara para tratar hasta 200.000 toneladas anuales de residuos procedentes de Europa en su única incineradora, la planta de Son Reus. El proyecto ha encendido las alarmas de la oposición, los hoteleros y los ecologistas, que ven peligrar la imagen turística y la calidad ambiental de la isla.

«Hay máxima preocupación en la federación hotelera por la imagen que estamos dando a los mercados emisores», admite su gerente, Inma Benito, que exige «responsabilidad y rigor a Gobierno y oposición».

Socialistas y nacionalistas recogen firmas y presentan mociones en los ayuntamientos contra «el disparate de convertir una isla turística en el vertedero de Europa». El PP de Bunyola, donde se ubica la planta, y el de Alcúdia, posible puerto de descarga, las han respaldado.

«No vendrán basuras malolientes, sino combustible sólido, un producto pretratado y empaquetado, sin materia orgánica ni metales, solo papel, cartón, madera y plástico», replica laconsellerade Medio Ambiente, Catalina Soler (PP), quien ve aquí el único freno a la subida de tarifas planteada por la empresa concesionaria, Tirme: de 131 a 141 euros anuales por vivienda.

LA AMPLIACIÓN / ¿Cómo se ha llegado a esta situación? La planta incineradora de Son Reus inició su actividad en 1996, con capacidad para quemar cada año 300.000 toneladas de residuos. «Cuando se decidió ampliar en el 2007, había una previsión de tratar 700.000 toneladas al año. La realidad es que solo llegan 400.000», explica el gerente de Tirme, Pedro Barceló, quien achaca el desfase a la crisis, que hace disminuir la producción y el consumo y por tanto los residuos, y al «creciente reciclaje» de los mallorquines. Si no se alcanzan las cantidades previstas, el Consell de Mallorca debe abonar la diferencia a Tirme, vía subvención o subida de tarifas, según el contrato renegociado durante el Gobierno de PP y Unió Mallorquina, que prolonga el servicio hasta el 2041. Hay que amortizar cómo sea los 390 millones de inversión.

LA PARADOJA / «Vivimos la paradoja de que cuanto más reciclamos, más pagamos. Es un negocio perverso de una empresa que hizo inversiones sobredimensionadas y nunca pierde. Si los residuos no bastan, los traen de fuera», denuncia la portavoz del grupo ecologista GOB, Margalida Ramis. Tirme, participada por Enel Green Power, FCC, Iberdrola y Endesa, argumenta que el tamaño es «adecuado» y responde a «una economía estacional, con fuertes puntas de verano y valles en invierno, como pasa con el aeropuerto o las desaladoras».

LaconselleraSoler admite que «se podía haber hecho una planta de acogida y quemar los excedentes de verano en invierno, pero se decidió ampliar» Y agrega: «Ahora toca dar soluciones. Si [los residuos] no vienen a Mallorca, se lo quedarán Alemania, Holanda o Suecia, y se perderán 14 millones de euros de riqueza para las empresas baleares y hasta 345 puestos de trabajo».

LAS NEGOCIACIONES / Hay negociaciones en marcha con Gran Bretaña, Italia e Irlanda para captar sus residuos sobrantes. Aunque se habló del 2013, las primeras cargas «podrían llegar a finales de este año, noviembre o diciembre», según Barceló. Viajarían en barco y se descargarían en el puerto de Palma o en Alcúdia, para partir en camiones de 40 toneladas hasta la planta. «Cinco mil viajes de camiones de gran tonelaje anuales y toneladas de cenizas y escorias que irán al vertedero», suma la ecologista Ramis a la lista de perjuicios ambientales y de movilidad para la isla. «Con la electricidad generada, evitamos la emisión de 200.000 toneladas de CO2 que supondría la quema de carbón», replica laconsellera.

El Parlamento balear aprobó ayer una modificación legislativa, con el único respaldo del PP, que abre la puerta a la importación de residuos foráneos, hasta ahora vetada en la isla. El presidente balear, José Ramón Bauzá, sugiere que la oposición dio el visto bueno a la ampliación de la planta, pero esta lo niega. «Votamos contra la ampliación de los dos hornos. Las obras se terminaron durante nuestro mandato y solo aprobamos su recepción, porque no quedaba otra», puntualiza la socialista Francina Armengol.