Los musulmanes igualarán en número a los cristianos en el 2050

TONI SUST / BARCELONA

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Dentro de 35 años todas las­ religiones contarán con más adeptos que ahora, excepto el budismo, que mantendrá sus cifras. El islam crecerá por encima de las demás hasta prácticamente igualar en fieles al cristianismo en el 2050. Ambos grupos contarán con los mismos seguidores durante las siguientes décadas y, si las tendencias de crecimiento de la población no cambian, en el 2100 habrá ya un 1% más de musulmanes que de cristianos en el planeta. Paralelamente, el número de agnósticos y ateos se reducirá considerablemente durante las décadas venideras. En resumen muy parcial, la vieja Europa que no es temerosa de Dios perderá terreno.

Estos son los resultados principales de una proyección poblacional del prestigioso Pew Research Center, un think tank estadounidense, sobre cuántos seguidores tendrá cada religión en el futuro. Si bien hay que tener en cuenta que se trata de una proyección, el diagnóstico, elaborado en función de parámetros como la tasa de natalidad y el porcentaje de población joven de cada país, es claro: en tres décadas habrá más religiosos en general pero sobre todo más musulmanes: en Europa un 10% de la población profesará esa religión. En EEUU, los musulmanes adelantarán a los judíos como primera religión no cristiana en número de integrantes. En India, se mantendrá la mayoría hindú, pero la comunidad musulmana de este país se convertirá en la mayor del mundo.

Crecimiento

Globalmente, el estudio prevé que en el 2050 haya una población de 9.300 millones en el mundo, un 35% más que ahora. Según las proyecciones del Pew Research Center, ese será también el crecimiento aproximado de la población cristiana: a mitad de siglo habrá 2.920 millones de cristianos (un 31,4% de la población), frente a los 2.170 millones que se contaban en el 2010, que también suponían un 31,4%. Con un 35% más de personas el porcentaje de cristianos en el mundo será el mismo en el 2050. Y eso tiene su porqué. En el 2010, en el mundo había 1.600 millones de musulmanes, una cifra que según la proyección del think tank será de 2.760 millones en el 2050. Eso supone el ya citado crecimiento del 73% y arroja una conclusión: en los próximos 35 años el islam crecerá en integrantes más del doble que el mundo católico y el doble que el mundo en su conjunto. Frente al actual 23,2% de musulmanes, habrá un 29,7%, casi a la altura de los cristianos.

Según el estudio, si las tendencias se mantienen, la proyección indica que en el 2070 cristianos y musulmanes empatarían a fieles. En el 2100, los musulmanes estarían ya por encima de los cristianos. Los hindús crecerán casi tanto como los cristianos: de 1.030 millones de personas a 1.380 millones, aunque en porcentaje no variarán mucho: del 15% del total a un 14,9%. Los budistas se mantendrán dentro de 35 años en los números del 2010: 490 millones de fieles, lo que le supone bajar de un 7,1% de la población a un 5,2%.

Agnósticos y ateos

El número de agnósticos y ateos que hay en el planeta subirá, de 1.113 millones a 1.230 millones, pero en porcentaje en el global perderá peso: de un 16,4% a un 13,2%. En eso se augura una conducta dual. Así, aunque se calcula que habrá menos, se vaticina también que en algunos países serán mayoría.

En algunos países, habrá un vuelco de mayorías. El Pew Research Center aporta una lista con el efecto que calcula durante las tres décadas venideras en cuanto a reparto de población por religiones. Siempre según la proyección, habrá mayoría de ateos y agnósticos en países como Francia, Nueva Zelanda y Holanda, hoy en día de mayoría cristiana. En EEUU, los que no se apuntan a ninguna confesión constituyen hoy el 16% y la proyección augura que serán un 26% en el 2050. Se da por hecho que en Macedonia y Bosnia Herzegovina la mayoría, hoy cristiana, será musulmana.

El peso de la natalidad

El Pew Research Center advierte de que las religiones asentadas en países en desarrollo, como los del África subsahariana, son candidatas a crecer mucho rápidamente, por confluir en ellos dos factores: tasas de natalidad elevadas y una progresiva reducción de la tasa de muerte infantil. En Europa ambos valores son muy bajos. De hecho, si años atrás en países como España se empezó a advertir de que la baja natalidad dificultaría la renovación general, ahora ya se da por hecho que esa labor corresponderá a población inmigrante, venida en una inmensa mayoría durante el periodo de bonanza que precedió a la crisis.