Leer, escribir, integrarse

Alumnos de inglés de Bolivia, Ecuador, Nepal y Guinea Ecuatorial.

Alumnos de inglés de Bolivia, Ecuador, Nepal y Guinea Ecuatorial.

TONI SUST / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Enric Sàrries, de 72 años, se jubiló en el 2007 tras más de 40 años dando clases de castellano e historia y ocupándose de labores de tutoría y orientación -estas últimas, sus tareas preferidas, dice- en colegios de los Escolapios . Desde su retirada, es voluntario en la Fundació Servei Solidari, dando clases de alfabetización, una hora y media de lunes a jueves. Y recuerda con emoción cómo un día una de sus alumnas se dio cuenta, de repente, de que con escuchar «carret» ya identificaba la palabra «carretera». Un avance que supone un mundo. «Alfabetizar es dar herramientas», afirma Sàrries, convencido, muy convencido, de que en este caso son herramientas imprescindibles para la integración. Integrar mediante el conocimiento de la lengua no suena revolucionario, más bien parece algo lógico, pero la realidad es que queda mucho camino por recorrer y que muchos foráneos que llevan mucho tiempo en Catalunya y España siguen detrás de esa barrera, a menudo encerrados en su entorno. Se calcula que unos 100.000 en Catalunya.

La casuística suele ser diversa y las clases, cada día un mundo, según Sàrries. En parte, porque los perfiles son distintos. Algunos foráneos llegan con una gran formación pero sin conocer el idioma. Otros apenas tenían estudios o incluso no sabían escribir ya en su lengua materna. «Hay mucha diferencia entre quien ya sabía leer y quien no. Hay que tener mucha paciencia», explica el profesor.

Hace ya diez años que la Fundació Servei Solidari lucha en el frente lingüístico de la integración, primero como asociación y desde el 2006 como fundación. Unos 2.000 alumnos de 80 nacionalidades, también locales, pasan por las aulas en las que se enseña alfabetización en castellano y en catalán, neolectura, alfabetización digital, inglés, red de apoyo para madres foráneas e iniciación de jóvenes en el mundo de los oficios. Son todos ingredientes de lo que se conoce como formación básica, aunque, subraya irónica Mariona Aixelà, responsable de proyecto, que la palabra «básica» no hace justicia a la complejidad y la riqueza de la oferta educativa. La fundación desarrolla otras labores de acogida, mentoría, apoyo al emprendedor. Pero concentrémonos en el frente lingüístico-integrador.

Sàrries empezó a colaborar por convicción: «Empecé porque me gusta dar clase, pero con vertiente social». El profesor tiene muy claro el sentido final de esta labor. Lo expone con la convicción de quien ha meditado mucho la cuestión: «No podemos prescindir de esta gente». Se refiere a los inmigrantes que llegaron a Catalunya y que ya forman parte de ella, de los que afirma que no pueden permanecer aislados. «Algunos llevan años aquí y no han ido a la plaza de Catalunya», afirma como ejemplo. Sàrries considera que a estas alturas la ciudadanía está persuadida de que no hay otra opción que integrar a los extranjeros, de evitar muros invisibles. «El modelo francés ha fracasado. El inglés, tres cuartos de lo mismo. Debemos tener claro qué sociedad queremos, creo que lo sabemos, aunque los políticos, no. Hay inmigrantes y seguirán viniendo».

MADRES QUE APOYAN A MADRES

Somma Chattopadhyay, de 26 años, es india. Nació en Calcuta y hace dos años y seis meses que vive en Barcelona. Tiene un niño de cinco años. Ella ya sabía leer y escribir en su país. Ha aprendido algo de catalán y un castellano que le permite comunicarse, una asignatura que su marido, que llevaba tiempo aquí, había aprobado antes. Somma lleva a su hijo a los Escolapis de Sant Antoni, y tras pasar por la formación lingüística, forma parte ahora de otro programa, Afluents, también dentro del marco de la formación básica de la fundación. Afluents es una herramienta de integración clave en la que participan madres de alumnos de la Escola Pia de Sant Antoni.

Las madres locales enseñan catalán a las extranjeras y crean una red de efectos tremendamente positivos: sacan del silencio a las foráneas y facilitan la convivencia, lo que es clave para la integración e incluso la prevención y resolución de conflictos. La percha de Afluents es la enseñanza del catalán, pero el resultado es también que dos días por semana, las madres se reúnen después de comer, de manera que acaban su encuentro cuando van a buscar los niños al colegio. Uno de los objetivos de Servei Solidari es, precisamente, que madres y padres puedan ayudar a sus hijos a hacer los deberes. Otra, que puedan enviar un currículo. Y en general, que estén conectados con el mundo.

No todo son madres en Afluents. Mustafá Dahoud, sirio de 32 años con tres hijos de 13, 11 y 6 años estuvo en el grupo, en el que ahora, en el mismo colectivo que Somma, está su mujer. Mustafá, que en su país se dedicaba al comercio de piezas de coche y que vino hace tres años, después de que lo hiciera su padre, busca un trabajo, como tanta gente en la ciudad. Él ha aprendido castellano y algo de catalán y hace alfabetización digital.

LOS HIJOS, EN CATALÁN

En realidad casi todos hablan más castellano que catalán, pero Mustafá aporta un dato que pone de manifiesto los cambios lógicos a veces imprevistos que viven, de generación a generación, las familias que emigran: sus tres hijos lo hacen todo en catalán, con lo que aprender el idioma no es cosa de simpatía con la sociedad de acogida, sino probablemente el único medio de sentarse a hacer deberes del colegio con los niños.