LAS DUDAS DE UN SUBSECTOR / SEMANA DE ALTIBAJOS

Las casas rurales de Girona todavía no ven la mejoría

Clientes en una casa de turismo rural en Serinyà esta semana.

Clientes en una casa de turismo rural en Serinyà esta semana.

F. C.
GIRONA

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El presidente de la Associació Turisme Rural de Girona, en la que están agrupadas unas 300 casas rurales con una oferta aproximada de 3.000 plazas, sigue sin ver la mejoría económica que ya se vislumbra en otros sectores. Ramon Corominas afirma que las previsiones que manejan este año son muy parecidas a las del año pasado para los días centrales de las vacaciones, pero algo más bajas durante el resto de la Semana Santa. «Que digan lo que quieran, pero aquí todavía no notamos la mejoría. Entre el Viernes Santo y el Lunes de Pascua las reservas rondan el 90% de la ocupación, pero el resto de días se sitúan en el 35%, un poco por debajo del año pasado», comenta.

En este caso el perfil del cliente es mayoritariamente familiar y catalán, procedente en gran parte del área metropolitana de Barcelona. La tendencia sigue siendo la de reducir el número de pernoctaciones, ya que en muchos casos solo se reservan tres noches de las cuatro que tiene el puente. Corominas espera, sin embargo, que el buen tiempo y las reservas de última hora ayuden a mejorar un poco las previsiones de los días más flojos.

Una esperanza que comparte con Miquel Gotanegra, presidente de la Associació de Càmpings de Girona, entidad que aglutina a 75 establecimientos con una oferta de alojamiento que ronda las 120.000 plazas, aunque en esta época del año solo la mitad de ellos están abiertos. En su caso, la ruleta meteorológica es aún más determinante, aunque el constante aumento del número de bungalós está atrayendo a un público nuevo. «Las reservas que tenemos en los bungalós se sitúan entre el 75% y el 80%», precisa.

NUEVA OFERTA / Gotanegra asegura que estos alojamientos están convirtiendo  los cámpings en «parques de vacaciones», porque además de naturaleza y comodidad pueden ofrecer toda una serie de servicios, como animación, deportes o turismo de aventura, que no se pueden permitir en una casa rural o en un hotel.

Durante estas fechas hay mucha diferencia en la ocupación que se registra en los cámpings de playa o en los de montaña, ya que los primero son mucho más grandes, algunos de ellos con capacidad de hasta 6.000 personas, y en primavera es imposible llenarlos.