Conductas de riesgo entre menores

Las apuestas alcohólicas de los adolescentes triunfan en internet

Seis jóvenes muestran a cámara que cumplen el reto del Neknomination.

Seis jóvenes muestran a cámara que cumplen el reto del Neknomination.

GUILLEM SERRA / V. VARGAS LLAMAS
BARCELONA

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«¡Qué asco! No me he bebido una cerveza en mi vida. Lloraré...», se queja Anna en un vídeo en Facebook segundos antes de acabársela de un trago. La joven, de 16 años, había aceptado el reto que unas horas antes le había planteado su amigo Robert en la misma red social. Idéntica prueba había tenido que cumplir el propio Robert el día anterior tras ser desafiado a su vez por otro colega.

Anna y Robert forman parte de un grupo de amigos, uno de tantos, que están participando en el Neknomination, un controvertido juego que causa furor entre la juventud de todo el mundo. Consiste en grabarse bebiendo, preferentemente de un sorbo, un vaso entero de alguna bebida alcohólica y subir el vídeo a alguna red social. El requisito previo para poder  nominar a tres de sus conocidos e incitarles a cumplir la misma prueba en menos de 24 horas. Si lo cumplen, podrán retar a otras tres personas, en una dinámica que viraliza el fenómeno, entre la algarabía de los chavales, en muchos casos menores, y la contrariedad de los adultos.

El origen de esta práctica se encuentra en Australia, pero apenas ha tardado unos meses en extenderse por todo el mundo, causando cinco muertes en Gran Bretaña, según la prensa sensacionalista del país europeo. Su rotunda expansión se debe a una novedosa combinación de dos factores archiconocidos. «Se aúnan las apuestas por beber y las redes sociales como plataforma de emulación competitiva que fomenta comportamientos intensivos entre los jóvenes», expone el antropólogo social Carles Feixa.

Un binomio demoledor allá donde haya un adolescente, independientemente de su procedencia. «Las culturas alcohólicas nórdica y mediterránea se veían antes como opuestas: más puntual e individualizada la primera, más constante y social la segunda; pero las diferencias cada vez se diluyen más como consecuencia de la globalización de la cultura juvenil», añade Feixa.

JUEGO DEL DURO /  Lo que no pasaba de una ocurrencia entre universitarios está adquiriendo pues la categoría de moda global, en buena parte sustentada en las posibilidades que alberga el ciberespacio. «La exponencialidad de internet, la inmediatez y universalidad con que transmite contenidos es, a la vez, una gran oportunidad y un dolor de cabeza si no se gestionan con un mínimo control, pudiendo afectar a la cuestión académica, profesional y de reputación digital», sostiene Jordi Bernabéu, psicólogo especialista en jóvenes y adicciones del Ayuntamiento de Granollers. Bernabeu, sin embargo, realitiviza el fenómeno, y recuerda que el juego no es tan diferente «al del duro de toda la vida», cuando una persona rebotaba una moneda contra la mesa y si caía dentro de un vaso, elegía quién debía beber.

La irrupción del Neknomination coincide con la divulgación de la Encuesta escolar sobre el uso de drogas en estudiantes de enseñanzas secundarias 2012-13, que  revela que el 74% de chicos de 14 a 18 años reconocieron haber bebido alcohol en el último mes, el 11% más que en el 2010, si bien los atracones (o binge drinking) «se estabilizan», remarca Bernabeu. Otro motivo de preocupación es que la gran mayoría lo adquirieron en tiendas (61%), bares (57%) y discos (47%).

Un problema que, como se aprecia en los vídeos que muchos jóvenes suben a la red, no es exclusivo de España. Muchos de los participantes del Neknomination de aquí y de allá superan la prueba en un pub o una disco, donde no alcanzar la mayoría de edad no parece un impedimento al otro lado de la barra. Sin embargo, la mejor garantía para evitar riesgos sería que el nominado no la cumpla. «La clave es comprobar cómo gestiona un adolescente la presión virtual y viral de sus amigos para ingerir alcohol ante una cámara pese a no tener interés real en hacerlo», dice el psicólogo Jaume Funes.

PRESIONES / La disyuntiva la ejemplifican Clàudia y Eli, ambas de 16 años, y nominadas por Anna tras superar su propio reto. La primera aceptó y publicó al día siguiente un vídeo en un parque ingiriendo una lata de cerveza en dos sorbos. La segunda se negó. «Me da vergüenza publicar estas cosas en mi muro y que todos lo vean», dice Eli. «Me insisten para que lo haga, pero lo más probable es que no lo acabe cumpliendo; es una chorrada», expone.

Esa es la conducta que hay que reforzar, como expone Bernabeu, que aboga por que los padres transmitan un discurso «del buen uso y la responsabilidad», observando «con discreción» cómo se desenvuelven los menores. Funes reitera esa perspectiva al aconsejar a los adultos que se centren en «cómo sus hijos aprenden a relacionarse con el alcohol y en la forma en que construyen su propia identidad en internet».