CAMPEONA DEL MUNDO DE TRIAL

Laia Sanz: «Yo, de pequeña, solo quería ser Indiana Jones»

«Yo, de pequeña, solo quería ser Indiana Jones»_MEDIA_1

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EMILIO PÉREZ DE ROZAS
BARCELONA

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Esto se veía venir desde el inicio de los tiempos. De los tiempos de su nacimiento. Es decir, desde diciembre de 1985. Cuentan que cuando el doctor salió del quirófano y le dijo a Jesús, no el de arriba, no, el de la Tierra, Jesús Sanz, que su esposa Maria Àngels estaba fantástica, feliz con su hija Laia sobre el regazo, añadió: «Ha tenido usted una campeona». No dijo de qué. «Créame, esta chica va a dar que hablar, ya verá, ya».

El médico no era adivino, simplemente oyó los pulmones de Laia, le agarró el pulso, sintió sus latidos y pensó «la que les ha caído encima a esta pobre gente». Luego, cuando a los dos días vio la felicidad de Jesús y Maria Àngels se tranquilizó. Y los dejó marchar sabiendo que todo lo que iba a ganar esa niña, además de altura, peso y fuerza, iba a hacerles felices: 11 títulos mundiales de trial, 10 cetros continentales de trial y cinco triales de la Naciones. Todo eso quedó reflejado, iluminado, en el espejo cóncavo de aquel quirófano.

COLECCIONISTA DE TÍTULOS / Así que al primer pediatra que tuvo la niña no le extrañó que, un buen día, mientras papá consolaba a Laia (¿consolarla? De qué, si esa niña no lloró nunca) por una inyección, le contara que, preguntada sobre qué quería ser de mayor, la niña respondió de sopetón: «Indiana Jones». Y ha salido mejor que Indiana Jones. Ha salido única. Porque no hay otra como Laia. No. Ya que, si no tenía suficiente con esos 26 títulos, que no tiene hombre alguno, ejem, ejem, decidió correr el Dakar, siendo este año la única mujer que lo acabó.

Y ahora, mientras prueba las nuevas suspensiones en las montañas de Taradell de su nueva Gas-Gas (silencio, no se lo cuenten a nadie, está prohibido), respira felicidad y ha decidido saborear este momento. «Aspirar al Català de l'Any -cuenta entre sesión y sesión de saltos y cabriolas con su moto voladora- ya es, de por sí, un honor. Yo ya he ganado, ¿a qué sí? Y se lo agradezco infinitamente a todos los que han considerado que, lo que hago y cómo lo hago, merece una recompensa tan maravillosa como esa, estar rodeada de gente importante, emprendedora, única en sus especialidades».

Ella, que está acostumbrada a pelear cada una de sus conquistas, ya se siente recompensada. Piensa, eso sí, que, pese a su impresionante trayectoria en el trial, ha sido el Dakar el que le ha proporcionado ser considerada una heroína deportiva.

EL ESPALDARAZO DEFINITIVO / «Me duele decirlo, o no, pero me temo que la gente, no tanto el mundo del deporte, ha empezado a valorarme por ser capaz de codearme con los mejoresdakarianosy terminar la prueba entre los mejores». Ella ama apasionadamente el trial. El Dakar, ejem, ejem, solo es su querido. Puedo asegurarles que no hay peligro de divorcio. Sigue enamorada del trial.

Laia es de las que piensan que lo más importante en la vida, seas médico, escritor, cantante, comunicador, navegante, emprendedor, músico, catedrático o albañil, es la pasión. Todo, en la vida de Laia, es pasión. Por eso le birlaba la moto a su hermano Joan a los 4 años. Por eso, con 7 años, participó en el Campeonato de Catalunya de trial. Por eso, con 12 años, ganó su primer título europeo. Por eso va camino de ser la primera mujer capaz de ganar los cuatrograndes: Mundial de trial, Europeo de trial, Mundial de enduro y el Dakar, cómo no.

«Esta nominación es otra recompensa más en mi carrera. Es una manera de recompensarme de tanto esfuerzo, trabajo, sacrificio y competición. Es la forma de decirles a mis padres 'gracias, gracias, gracias'. De decirles a mis amigos y amigas 'perdón, perdón, perdón' por no acompañaros a tantos sitios como me habéis invitado. Yo creo que todos los que me han ayudado, y comprendido, en esta travesía también están en esa lista. Están conmigo, delante o detrás, me da igual. Y todos hemos ganado». Porque, que lo sepan, aunque aquel ginecólogo vaticinó su suerte, Laia es de las que creen que ella no nació para esto, ni siquiera tenía habilidades innatas para lograr ser la mejor. Ella es puro trabajo, constancia, esfuerzo, entrenamiento, aprendizaje, competición. Y pasión, por supuesto.

Yo pienso votarla. Se lo aviso. Ustedes hagan lo que quieran.