NARCOTRÁFICO

Italia condena a un lavacoches de Montgat a 14 años por mafioso

Su entorno insiste en que es imposible que Sánchez sea realmente culpable

M. CATANZARO / A. BIESOT / A. BAQUERO
BARCELONA

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Óscar Sánchez Fernández, el empleado de un autolavado de Montgat que se halla preso en Roma desde agosto acusado de ser un importante traficante de drogas a sueldo de mafiosos italianos, ha sido condenado a 14 años de cárcel, según informó a este diario la Fiscalía de Nápoles, donde se celebró ayer el primero de sus juicios. El juez le condenó en base a un peritaje fonético, que identificó la voz de Sánchez con la de un traficante internacional de drogas cuyas llamadas telefónicas habían sido grabadas y que empleó un móvil registrado a nombre del detenido. El viernes, Sánchez se enfrenta a otro juicio por narcotráfico, basado también en esas escuchas.

Su abogado, Fabio Salcina, pidió un juicio rápido en ambos casos, apostándolo todo al peritaje fonético. Dados los resultados de esa prueba, que han sido negativos para su cliente, es probable que también la sentencia del viernes sea condenatoria. Si esto ocurriera, a Sánchez no le quedaría más que recurrir a la instancia superior, la Corte de Casación. «Yo me he planteado la duda, sin embargo el resultado del peritaje es incuestionable», afirmó Luigi Alberto Cannavale, fiscal de la dirección antimafia de Nápoles que ha llevado el caso. El juez desestimó el peritaje del abogado, que exculpaba a Sánchez.

Sánchez, de 44 años, fue detenido en Montgat el 5 de julio y extraditado a Italia por la Audiencia Nacional en agosto. Dos investigaciones de los Carabineros de Nápoles y la Guardia de Finanzas le habían identificado como el coordinador en España del tráfico de drogas entre Suramérica y Italia para los clanes Bianco y Iadonisi, de la Camorra. Según las investigaciones, de 2004 a 2006, Sánchez coordinó el envío a Italia de 100 kilos de cocaína, se reunió con mafiosos en cinco ciudades italianas y ganó cientos de miles de euros.

LOS NARCOS LE EXCULPAN / Sus compañeros de trabajo en Montgat señalan convencidos que esa acusación no puede ser cierta y sostienen que Sánchez ha sido víctima de una suplantación de identidad; que el verdadero narco usó un móvil dado de alta a nombre del trabajador. Todos describen a Sánchez como una persona sencilla, de limitadas capacidades intelectuales, que sólo hablaba castellano, trabajaba mucho y casi nunca salía del pueblo. Por otro lado, reconocen que iba siempre corto de dinero y que era muy influenciable. «Un compañero le pidió que le avalara para la compra de un coche y luego lo dejó tirado», asegura Ana, su jefa en el autolavado. Su abogado dice: «Otros personajes de la trama le han exculpado en conversaciones privadas conmigo».