La muerte de un agitador de conciencias

Humanista combativo e infatigable

Fallece a los 95 años Stéphane Hessel, el resistente francés, diplomático, pensador y defensor de la dignidad humana

Hessel, en un acto público en la ciudad francesa de Nantes, en enero del 2012.

Hessel, en un acto público en la ciudad francesa de Nantes, en enero del 2012.

ELIANNE ROS
PARÍS

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El mundo perdió ayer una de sus conciencias, a un hombre comprometido hasta la médula con la defensa de la dignidad humana y la justicia social. Stéphane Hessel, autor del manifiesto '¡Indignaos!', una de las inspiraciones de las protestas del 15-M en España, falleció a los 95 años en París tras una vida de película. Diplomático de carrera, pensador, héroe de la resistencia, superviviente de los campos de exterminio nazis, partícipe en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, Hessel fue, por encima de todo, un luchador infatigable hasta el último suspiro. «Nos deja una lección, la de no resignarse jamás», resumió el presidente francés, François Hollande, en un comunicado del Elíseo.

Guiños del destino, Hessel, laico visceral, se fue justo la víspera de que el Papa abandonase las riendas de la Iglesia. Vivían en planetas diferentes, pero ambos han tenido el coraje de ir contra corriente, de afrontar la vejez con la lucidez necesaria para admitir sus limitaciones y, llegado el momento, cometer un acto subversivo. En el caso de Hessel, firmar un manifiesto llamando a la juventud a rebelarse contra el sistema impuesto por las oligarquías y las finanzas.

Publicado por primera vez en octubre del 2010, el opúsculo '¡Indignaos!', de 32 páginas, fue traducido a 30 lenguas y vendió 4,5 millones de ejemplares en un centenar de países. El mensaje prendió rápidamente entre los movimientos de protesta por los recortes provocados por la crisis, empezando por España, para extenderse hasta Grecia y pasando por Francia. La ola de los indignados cruzó el Atlántico para llegar a Nueva York bajo el lema 'Occupy Wall Street'.

En Francia, Hessel era un humanista muy respetado cuando el manifiesto le catapultó a la fama mundial. Convertido en el sabio de moda, el diplomático jubilado era solicitado en todos los platós y reclamado en las principales tribunas del planeta como si se de un oráculo moderno se tratara. Hasta hace pocos meses, gastaba una vitalidad digna de un atleta. Su contagioso entusiasmo y su optimismo parecían hechos a prueba de bombas. «Retengo de él su sonrisa, una sonrisa abierta, dulce, tolerante, que mostraba su creencia en el hombre», subrayó la dirigente socialista Martine Aubry, sumándose al homenaje del país a uno de sus intelectuales más apreciados, para quien la izquierda reclama un homenaje nacional.

Pese al intenso frío, centenares de ciudadanos se acercaron a la plaza de la Bastilla de París para rendir tributo a un hombre nada convencional. Nacido en Berlín en 1917, era hijo de Franz y Helen Hessel, cuya relación triangular con el escritor Henri-Pierre Roché inspiró a este último la novela 'Jules et Jim', llevada al cine en 1962 por François Truffaut.

Descendiente de una familia judía por vía paterna, llegó a París a los 7 años. Movilizado en la segunda guerra mundial, Hessel cayó prisionero y se evadió para unirse a la resistencia al lado del general De Gaulle en Londres. Enviado a Francia en 1944 (el dominio del alemán, el inglés y el francés le convertían en un preciado agente), fue capturado por la Gestapo, torturado y deportado al campo de exterminio de Buchenwald, donde camufló su identidad para escapar a la muerte. Tras la liberación, fue miembro de la Secretaría General de la ONU y participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. «No cambiaría una coma, sí añadiría una declaración de los derechos de la Tierra», sostenía.

Como diplomático, fue desde Vietnam hasta Argelia, pero la misión que le marcó fue el intento fallido de liberar a una rehén en el Chad. Jubilado en 1983, militó por los derechos de los simpapeles y por la causa de Palestina.

Europeísta convencido

Tras el éxito de '¡Indignaos!', Hessel publicó '¡Comprometeos!' (2011), en el que llama a los jóvenes a implicarse; '¡Exigid! Un desarme nuclear total', y el año pasado '¡Declaremos la paz!', una conversación con el dalai lama.

Hombre de izquierdas, ecologista, europeísta convencido y crítico con los partidos -aunque apoyó a François Hollande- supo encontrar las palabras justas para despertar las conciencias. «La sociedad se siente perdida, busca dar un sentido a la aventura humana», decía con la sencillez y humildad de las personas sabias.