La reforma

El Gobierno plantea que se puedan hacer rebajas todo el año

Tienda Santa Ana con gran afluencia de clientes ayer, tercer día de  rebajas.

Tienda Santa Ana con gran afluencia de clientes ayer, tercer día de rebajas.

JOSEP M. BERENGUERAS
BARCELONA

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«En las ventas de rebajas se eliminan las restricciones temporales, de manera que se puedan celebrar en los periodos anuales de mayor interés comercial, elegidos por cada comerciante, así como la duración concreta sea libre y se ajuste al interés del sector [sic]». El fin de las rebajas podría estar cerca, según el borrador del decreto ley de medidas urgentes de liberalización en materia de horarios comerciales y de promoción de ventas con que trabaja el Gobierno de Mariano Rajoy. Una reforma del sector que ha despertado las reticencias de la mayor parte del sector por entrar en otras cuestiones como la libertad horaria o los domingos de apertura.

El borrador del real decreto ley «pone el sector patas arriba», reconocía ayer una fuente conocedora del texto. «Detrás de este nuevo modelo de comercio hay una ideología liberal al servicio de la gran distribución», añadía Miquel Àngel Fraile, de la Confederació de Comerç de Catalunya. «Es un borrador y, por lo tanto, puede que la redacción final sea distinta, que algunos puntos se supriman», aseguraron ayer fuentes del Ministerio de Economía y Competitividad. El texto entra en cuestiones claves del sector comercial que pueden invadir competencias de las autonomías, pero también en las tradicionales rebajas.

LIBRE ELECCIÓN / Es uno de los puntos más polémicos del documento y que podría no ser incluido en su versión final dada las reticencias despertadas. Sin embargo, el borrador es claro: supresión de las rebajas tal como se conocen ahora (dos meses que se celebran a partir del 7 de enero -rebajas de invierno- y del 1 de julio -de verano-), ya que se modificarían las actuales normas de comercio con los siguientes puntos: «1. Las ventas de rebajas podrán tener lugar en los periodos estacionales de mayor interés comercial según el criterio de cada comerciante. 2. La duración de cada periodo de rebajas será decidida libremente por cada comerciante».

La ley no solo cambia cuándo vender, sino también el qué: el borrador introduce la posibilidad de que las tiendas compren género específico para vender durante los periodos de descuentos, y que en un mismo establecimiento puedan convivir «cualquier tipo de actividad de promoción de ventas», como «saldos u otros ofertas comerciales». «Es gravísimo. Quieren copiar lo que han hecho en Madrid al resto del país. Y ya se ha visto que no ha funcionado», afirma Alejandro Goñi, presidente de Pimec Comerç.

Por otro lado, la propuesta de real decreto también prevé elevar «a 16 el número mínimo de domingos y festivos de apertura al público», aunque corresponderá a las comunidades fijar el número final «sin que pueda reducirse» por debajo de 10. Actualmente, la ley fija que los festivos o domingos de apertura anuales son ocho, aunque hay comunidades que abren más días: en Canarias, nueve fiestas al año, mientras que en Madrid los festivos de apertura voluntaria son casi ilimitados (Ikea abrirá en la región 58 domingos y festivos este año).

Otro de los aspectos que modifica el borrador es el «número mínimo de horas» en que los comercios podrán desarrollar su actividad durante el conjunto de los días laborables de la semana: de 72 a 90 horas, lo que, si se divide por seis días de apertura, implica que las tiendas podrían abrir hasta 15 horas al día (12 en la actualidad). «Abriendo más horas no se creará empleo. Al contrario, muchos cerrarán para siempre», responde Eva Gajardo, responsable de comercio de la UGT de Catalunya. El borrador de la ley también elimina «la restricción existente de 12 horas» de apertura al público durante los domingos y festivos, de manera que los comercios podrían levantar la persiana sin límites.

Por último, además de que las grandes ciudades deberán delimitar zonas turísticas que podrán abrir todos los días, también se incluye que los comercios de menos de 300 metros, de todo tipo, podrán abrir cuándo y cómo quieran. La ley catalana fija que solo las tiendas de alimentación de menos de 150 metros cuadrados pueden hacerlo.