Gente corriente

Daniel I. Tuaño: "Sé dirigirme al filipino, cómo tratarlo, le doy confianza"

Es corresponsal de un canal filipino y mediador cultural. Luces sobre la comunidad silenciosa.

«Sé dirigirme al filipino, cómo tratarlo, le doy confianza»_MEDIA_1

«Sé dirigirme al filipino, cómo tratarlo, le doy confianza»_MEDIA_1

MAURICIO BERNAL

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-¿Por qué? Pues porque conozco la psicología de los filipinos, supongo.

-¿Por ejemplo? Explíqueme un poco.

-Normalmente lo que hago es explicar por qué: por qué una persona de origen filipino se comporta de esta manera o de otra. O al revés, a la persona filipina le explico cómo funcionan las cosas aquí, por qué tiene que colaborar, la convenzo de colaborar.

-No colaboran... ¿a qué se refiere?

-Mire, yo habitualmente mi trabajo de mediador lo hago ante los servicios sociales, algo que en Filipinas prácticamente no existe. El filipino no entiende que lo llamen de los servicios sociales porque el niño tiene problemas en el colegio, ¿sabe a qué me refiero? El niño tiene problemas en la escuela y de la escuela llaman a los servicios sociales a ver qué está pasando en la casa. Eso en Filipinas no existe. El filipino no quiere hablar con un desconocido de sus cosas familiares, que considera suyas, íntimas.

-Y entonces lo llaman a usted.

-Es mi trabajo de mediador cultural, sí. Y es eso, sortear las barreras. Yo sé dirigirme al filipino, cómo tratarlo, los gestos, todo; le doy confianza. A veces un filipino está sentado frente a alguien del ayuntamiento y dice «sí», «sí», «sí» a todo, pero puede que no esté entendiendo nada, así que yo voy y me aseguro de que entiende, de explicarle las cosas.

-O sea, tienen problemas con el idioma.

-Sí, el idioma es uno de los principales obstáculos. Muchas veces mi labor de mediador tiene que ver con hacer de intérprete.

-¿Llegó aquí sabiendo idiomas?

-No, yo al llegar difícilmente me podía comunicar. Antes de venir había hecho un año de castellano en el Instituto Cervantes, pero no había podido practicar, en fin. Luego el catalán lo aprendí aquí, en la UB.

-¿Vino a estudiar?

-Sí, había estudiado Ciencias Políticas en Filipinas. Aquí vine a hacer un máster.

-¿Y ahora qué hace? Mediaciones aparte.

-Pues soy periodista, corresponsal de ABS-CBN, un canal filipino. Muchos filipinos me conocen de verme en la tele, o de internet, porque soy el gestor del grupo de Facebook de los filipinos de España y Andorra.

-Cuénteme, ¿existe un perfil típico del inmigrante filipino?

-Bueno… La mayoría está en el servicio doméstico y en la hostelería. La gente aquí cuando piensa en Filipinas piensa en Isabel Preysler y en servicio doméstico, ¿no?

-Tengo la impresión de que es una comunidad sumamente discreta.

-Sí. Una amiga alemana hizo su tesina de antropología sobre los filipinos, y la tituló The silent community, la comunidad silenciosa. En parte tiene que ver con el hecho de que el filipino no se queja. Respeta mucho ala autoridad, el poder, es poco crítico. Que la gente salga a la calle a manifestarse, por ejemplo, a cuestionar el poder, les llama mucho la atención. A veces, por esa mentalidad, no saben los derechos que tienen, y de hecho, en ese grupo de Facebook procuro informarles sobre eso, sobre sus derechos.

-Supongo que ya hay una generación de hijos de filipinos nacidos aquí. ¿Son muy distintos de sus padres?

-Sí, sí lo son. Cómo decirlo… Tienen más confianza en sí mismos, como la gente de aquí. Más seguridad. Y le contestan a sus padres, como los niños de aquí, algo que en un hogar filipino es inconcebible. El respeto a los mayores en Filipinas es sagrado.

-Son una mezcla, ¿no?

-Le voy a contar algo. Hace poco hice un reportaje sobre una banda de Mallorca, The Prussians, porque el percusionista es un joven filipino. En la entrevista le pregunté: «¿Tú de dónde te sientes?» Y él dijo: «Mi corazón es filipino, y mi actitud, europea».