Consumo en Ramadán

Una tienda del barrio del Clot vende cada semana más de 200 litros de leche fresca entera a granel

Máquina expendedora de leche fresca a granel en el Clot.

Máquina expendedora de leche fresca a granel en el Clot.

TERESA PÉREZ / BARCELONA

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Los vecinos del barrio del Clot de Barcelona pueden ordeñar la leche que consumen. Una máquina, que hace las veces de vaca aunque en este caso mecánica, les suministra más de 200 litros semanales de leche entera a granel, sin contar con la desnatada, aunque esta en cantidades menores. En total casi 1.000 litros mensuales. El consumo de leche fresca representó el año pasado el 1,8% del mercado lácteo español.

La granja urbana está situada en el corazón del Clot, en la plaza del Mercat. El establecimiento tiene dos entradas independientes. Por una se accede a la máquina que suministra la leche fresca, situada en un lateral del establecimiento La Lleteria, y por la otra al mostrador.

ENVASES

Para conseguir la leche, el usuario debe introducir una moneda de un euro en una ranura y, acto seguido, comienza a manar un litro de leche. Los que no son previsores y no llevan el recipiente de casa no tienen que preocuparse porque pueden comprarlo en el mismo recinto. Otra máquina suministra los envases. El de plástico cuesta 0,50 céntimos y el de vidrio, 1 euro. "Aunque hay gente que trae garrafas vacías de las de agua y se lleva cinco litros", explica María del Carmen Peris, encargada del establecimiento.

La máquina láctea trabaja a destajo, lo mismo que su otra compañera situada en un local de la misma empresa de la avenida de Gaudí. La persiana que da acceso a la expendedora de leche se iza a las siete de la mañana y se cierra por la noche, todos los días de la semana. Así, aunque la tienda, que también vende helados, yogures, batidos y granizados, esté cerrada, la gente puede comprar leche fresca. "Muchas familias vienen los domingos por la mañana y se la llevan para desayunar", indica Peris.

INCREMENTO ANUAL

La venta de este producto va en aumento sobre todo en determinadas épocas del año. "Las últimas semanas hemos tenido que reponer varias veces porque se agotaba", asegura Peris. "La razón hay que buscarla en la celebración del Ramadán", apunta. Algunos vecinos, cuando anochecía, quebraban con leche el iftar, el ayuno diario del Ramadán. "El año pasado ya notamos el incremento y este se ha vuelto a repetir", indica la encargada.

Su explicación coincide justo en el momento que un joven comerciante de un tienda próxima a la granja asoma por la puerta del establecimiento agitando una botella vacía de agua para que la encargada se la llene de leche. Solamente quiere un litro y una vez lleno el recipiente, el joven desaparece tan rápido como ha venido sin querer explicar cuánta leche consume en la celebración del Ramadán. La leche procede de una granja de L'Ametlla del Vallès (Vallès Oriental), donde se pasteuriza, porque no se puede vender leche cruda.

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