Un objetivo largamente reivindicado

Catalunya se dota del primer plan integral de salud mental

El plan integral de salud mental era una reivindicación histórica del sector.

El plan integral de salud mental era una reivindicación histórica del sector.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS
BARCELONA

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Tantas aristas como facetas vitales. Las necesidades de las personas con problemas de salud mental trascienden la dimensión estrictamente sanitaria. Una realidad que se manifiesta en el día a día de esta población así como en el de quienes conforman su entorno directo, y que, sin embargo, no había encontrado hasta ahora una réplica adecuada en forma de los servicios provistos por los poderes públicos.

La Generalitat presenta hoy el Plan integral de atención a las personas con trastorno mental y adicciones, un proyecto que cuenta con el beneplácito inicial de las entidades sociales del sector de la salud mental, que han constatado que, por vez primera, la estrategia se ha abordado desde una perspectiva transversal. Las entidades han consensuado su contenido con los departamentos de Salut, Benestar Social i Família, Ensenyament, Justícia, Empresa i Ocupació, Interior y Economia i Coneixement. Un hito inédito, tradicionalmente reinvindicado por las organizaciones y que esta vez ha fructificado con el arbitarje de Presidència, que ha evitado algunas pugnas competenciales entre los departamentos interesados, explica Enric Arqués, presidente del Fòrum de Salut Mental.

CUESTIONES PRÁCTICAS / Govern, entidades representativas de personas con esta problemática, familias, proveedores y profesionales del sector han dejado consignados los principales objetivos a acometer: mejorar la atención y la calidad de vida de los afectados y de su entorno; aplicar estrategias de promoción, prevención, atención y reinserción social y laboral; favorecer su participación como ciudadanos y reducir desigualdades, así como disponer de un instrumento de planificación y priorización de políticas públicas.

«Hay que adaptar el ámbito de la salud mental al nivel social y económico del país y tener en cuenta que afecta a diferentes áreas de la vida: trabajo, formación, ámbito legal...», expone Arqués. Dos ejes sobre los cuales se quiere avanzar en asuntos como «el acceso a la vivienda, la atención a niños y jóvenes y la promoción de entornos inclusivos», entre otros aspectos fundamentales que destaca el presidente de la Federació Catalana d'Entitats de Salut Mental en Primera Persona, Edgar Vinyals. Y cuestiones prácticas, como «definir mejor los itinerarios para evitar peregrinajes por diferentes servicios hasta encontrar el adecuado», dice.

Se trata de una iniciativa estrechamente ligada a la necesidad «de potenciar la inclusión social y participativa de las personas con esta problemática», al tiempo que se «intensifica la pedagogía para que el resto de la comunidad conozca esta realidad y se puedan erradicar prejuicios», destaca Vinyals. Una realidad que cualquiera puede vivir el día de mañana en primera persona: según datos de la Generalitat referentes al 2013, la población catalana de 15 o más años tiene el 12,4% de posibilidades de sufrir un trastorno mental.

El impacto social de estos trastornos tiene un costo estimado de entre el 3% y el 4% del PIB en Europa. De ahí que «el aspecto económico sea determinante» para impulsar el plan y reducir gasto público, dice Vinyals. Sin embargo, el director de docencia e investigación del Institut de Neuropsiquiatria i Addiccions del Parc Salut Mar, Antoni Bulbena, alerta de la pertinencia de mantener la prioridad en el paciente y su entorno. «El plan no puede comportar un ahorro en primera instancia ante tantas necesidades que hay que cubrir. Los que vivimos la situación desde primera línea sabemos que solo se puede llegar a rebajar costes a largo plazo y si las cosas se hacen bien», destaca el psiquiatra.

ACCIONES EFICACES / ¿Y qué prioridades se perciben como las más flagrantes desde esa primera línea? «Primero, los problemas graves, las patologías psicóticas; en un segundo bloque, los enfermos de ansiedad y/o depresión, y a continuación problemas específicos como el incremento de suicidios, sobre todo entre los jóvenes», argumenta Bulbena. El abordaje de todo esto precisa de una perspectiva «integral», que el doctor considera «necesaria» para que esta vez «las buenas intenciones se conviertan en acciones eficaces», y las personas con trastorno mental y quienes las rodean recuperen un aspecto imprescindible: «la libertad». «Las patologías mentales requieren medidas que aligeren las limitaciones del afectado para mejorar su independencia y la de su entorno».

El plan se presenta hoy, pero desde que se constituyó la comisión interdepartamental de salud mental, en abril del año pasado, «ya se vienen aplicando algunas de las medidas básicas», expone Arqués. Vinyals especifica algunos de esos avances, como la incorporación de Cultura -«para trabajar contra los estereotipos sociales»- y Justícia -«para cuestiones como la revisión de los procedimientos de incapacitación»- al proyecto.

Las partes implicadas son conscientes de que el plan es «a largo plazo», como explica Arqués. «No hay que hacer castillos en el aire. Con la actual situación económica  no se podrán hacer las cosas al ritmo que nos gustaría. Hemos de ser realistas, establecer prioridades y aprovechar este consenso histórico para mejorar las condiciones de las personas con trastorno mental y combatir su estigmatización», concluye el presidente del Fòrum de Salut Mental.