'Brunch' en el instituto

Los alumnos de una decena de centros de BCN recibirán un tentempié a la una del mediodía para sobrellevar la jornada intensiva

Personal del colegio Els Pinetons de Ripollet, en el Vallès, prepara la vuelta al cole, ayer.

Personal del colegio Els Pinetons de Ripollet, en el Vallès, prepara la vuelta al cole, ayer.

M. J. I. / BARCELONA

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A la secretaria general de Ensenyament, Maria Jesús Mier, mano derecha de la 'consellera' Irene Rigau, le costó ayer dar con el término correcto, con la definición más ajustada. «Estamos pensando en una especie de 'brunch'... Bueno, de algo parecido a un 'lunch'... O mejor, de un almuerzo o de un tentempié a la una del mediodía», dijo Mier para explicar en qué consistirá la comida que recibirán, previsiblemente a partir del próximo enero, los alumnos de una decena de institutos públicos de la ciudad de Barcelona. La colación, «que contendrá, por ejemplo, una ensalada, algún bocadillo, una pieza de fruta y un zumo, con los componentes nutricionales adecuados para esas edades», subrayó la secretaria general, es la medida estrella de un programa encaminado a reforzar la alimentación de los estudiantes de secundaria más desfavorecidos de la capital catalana.

Este 'brunch', 'lunch' o almuerzo escolar -como prefieran llamarlo- ha sido concebido por el Consorci d'Educació de Barcelona como una alternativa con la que evitar que los alumnos hijos de familias con pocos recursos se queden sin comer, mientras sus compañeros sacan el bocadillo del mediodía. En los centros que tienen jornada intensiva (un 85% de los institutos públicos de Catalunya), los estudiantes disponen de lo que ellos conocen como «el segundo patio», en el que suelen tomar algo para poder llegar a las tres de la tarde en condiciones.

En principio, no se trata, insistieron posteriormente fuentes de la Conselleria d'Ensenyament, de un almuerzo que pretenda sustituir a la comida propiamente dicha. Para esta, los jóvenes con necesidades alimentarias más graves cuentan con otras posibilidades, como los comedores de escuelas de primaria próximas a sus institutos, los servicios gestionados por oenegés y entidades sociales o los menús que distribuye Cruz Roja.

Con todo, la propuesta presentada ayer no deja de ser una medida de choque para paliar el impacto que ha tenido la implantación de la jornada intensiva en la ESO y que, en muchos casos -la mayoría-, ha supuesto el cierre de cantinas y comedores. Eso ha provocado que alumnos que durante la primaria recibían una beca para poder comer en el colegio, la hayan perdido al pasar a secundaria.

Más becas de comedor

La 'consellera' Rigau, que admitió que muchas veces es difícil que «los chicos en edad adolescente quieran ir al comedor de los pequeños, salvo si lo hacen formando parte de un grupo importante», cifró en torno a 5.000 el número de estudiantes de ESO que el curso pasado tuvieron beca de comedor. En total, Ensenyament distribuyó 79.635 ayudas para pagar el servicio alimentario no obligatorio, lo que da una medida del poco peso que tienen los alumnos de ESO en esta partida presupuestaria.

Para el próximo curso, Rigau anunció una ampliación de las ayudas en casi tres millones de euros adicionales, con los que contempla otorgar unas 3.300 becas de comedor a alumnos de educación infantil. Con ello, el montante destinado a estas ayudas sumará casi 51 millones de euros.