El escándalo de Castelldans

Benestar dice no ser responsable del pederasta que acogía niños

La 'consellera' Munté informa a los periodistas de las conclusiones de la investigación de su departamento, ayer.

La 'consellera' Munté informa a los periodistas de las conclusiones de la investigación de su departamento, ayer.

TONI SUST
BARCELONA

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La Generalitat se sacudió de encima ayer cualquier responsabilidad en el caso del pederasta de Castelldans al calificar de «indetectables» los abusos sexuales a los que presuntamente David Donet sometió a menores tutelados por la Generalitat a los que él daba acogida. La Conselleria de Benestar i Família cree, además, que la entidad encargada de supervisar a Donet, la Fundació Concepció Juvanteny, tampoco es responsable de no descubrir los hechos, aunque le abre expediente sancionador por actuar con «poco rigor» al permitir que los menores fueran sucios y mal vestidos y mendigaran comida.

Estas son las principales conclusiones de la investigación interna que Benestar abrió el pasado 1 de julio, que se conoce como expediente de información reservada y que apunta a que nadie tiene la culpa excepto el propio abusador. «No se podía entrever que Donet fuera un pederasta», dijo la consellera, Neus Munté, quien, solemnemente, pidió varias veces perdón, aunque al mismo tiempo ofreció una argumentación que apuntaba que no tenía por qué disculparse. El mensaje de la consellera es que lo que pasó en Castelldans no es evitable, que puede volver a pasar. Aunque Munté aseguró que habrá «un antes y un después» del caso, nada de lo que declaró parece indicarlo. Aludió a un endurecimiento de los controles, que ya había anunciado tiempo atrás.  «Quiero pedir perdón a los menores, a todas las personas afectadas. Entre todos no hemos podido evitar estos hechos», afirmó.

ENTIDAD NEGLIGENTE / Munté explicó que durante estos tres meses de investigación se han hecho 30 entrevistas, entre ellas a siete de los 14 niños acogidos por Donet, quienes han negado ser víctimas de abusos, precisó la consellera, preguntada sobre cómo pudo no detectarse nada si en la localidad corría la voz de que algo pasaba en esa casa. En otra paradoja, Munté censuró que por lo menos uno de los acogidos por Donet fuera a buscar comida y ropa a la Creu Roja enviado por la Fundació Juvanteny, y que esta no comunicara que los menores que residían en la casa de Castelldans no mantenían las mínimas condiciones de higiene. Y que aunque sus profesores habían alarmado de ello, no se pusiera remedio. En este caso, la paradoja estriba en que la Fundació Concepció Juvanteny no ha visto suspendida su actividad pese que conoció estas circunstancias hace tres o cuatro años. Sigue supervisando acogidas de menores aunque se le abre expediente sancionador por tolerar que los de Castelldans estuvieran bajo el dominio de un hombre que no se molestaba por que estuvieran limpios y alimentados, y que era prácticamente ajeno a su rendimiento escolar.

TRES AÑOS / Al parecer, profesores de los niños le instaron a tener interés sobre cómo les iba en el colegio. Él rectificaba un tiempo y volvía a las andadas. La investigación interna revela asimismo que los tutelados pasaban fines de semana en otro domicilio sin que la Fundación Juvanteny informara de ello a la Generalitat. En todo caso, según la consellera, este tipo de desatención no es suficiente para que se retire la acogida. Munté fue preguntada repetidamente ayer por los periodistas sobre cómo puede considerar inevitable un caso como el de Castelldans. Ella ofreció varias respuestas, muchas fundamentadas en que este tipo de delincuentes son capaces de ocultar sus intenciones.

De las nuevas normas, por ahora queda claro que la validación de la familia acogedora será anual, cuando antes solo se hacía al principio. Las revisiones semestrales serán ahora trimestrales. Y habrá visitas de representantes de la Administración a los domicilios de las familias acogedoras, a las que hasta ahora visitaban las entidades. En Catalunya hay 600 familias acogedoras, y Munté quiso poner la mano en el fuego por ellas y agradecerles su labor: «No desconfiamos». También se hará un test psicológico a los acogedores, esbozado meses atrás.