Efectos indeseados del tráfico marítimo

Autorreciclaje a bordo

Los mayores cruceros del mundo intentan reducir y controlar la producción de residuos

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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¿Puede una ciudad flotante de hasta 6.000 pasajeros pasar una semana de travesía vacacional y no dejar tras de sí un mar de residuos? Las navieras defienden a capa y espada sus políticas medioambientales, y aseguran que se avanzan incluso a las normas internacionales con el reto de ser sostenibles y no contaminantes, por la cuenta que les trae. Solo en España, en el primer semestre del año se han registrado 3,2 millones de cruceristas, un 17,7% más que en el mismo periodo del 2010, en un total de 1.632 grandes barcos. Y la fiebre por este tipo de viaje, relativamente nueva en Europa, lleva décadas arrasando en Estados Unidos.

Cada naviera suele elaborar planes de sostenibilidad. Una de las más importantes del mundo, Royal Caribbean, asegura que durante 40 años han implantado diversas medidas«en favor del medioambiente», pero fue en 1992 cuando emprendieron el programa Save the Waves, centrado en la«reducción, reutilización y reciclado de los desechos»en todos los barcos de su flota. El control mira tanto hacia su ombligo (gestionando las toneladas de basura que se producen a diario), como prohibiendo terminantemente a los pasajeros arrojar cualquier tipo de basura por la borda. De hecho hay cámaras que podrían determinar desde qué camarote se lanza algo al mar.

Esta y otras compañías colocan carteles en el baño pidiendo que no se tiren las toallas al suelo a no ser que se precise cambiarlas, para evitar lavados innecesarios y reducir la contaminación.

Royal Caribbean lleva en todos sus buques un funcionario del programa medioambiental para aleccionar a la tripulación y gestionar los desechos. Sus procedimientos fueron los primeros con certificado ISO 14001 en el sector.

Tirar o compactar

En otro gigante, Norwegian Cruise Line, también presumen de procesos a la última para minimizar el impacto de los residuos. Este diario pudo visitar la sala donde se manipulan los restos a bordo delEpic, el barco con más capacidad de viajeros (este verano, en torno a los 5.000) que navega en la actualidad por Europa. Mario di Leo, su oficial de medioambiente, explica que la mayoría de la basura se trata y separa:«Un 60% acaba incinerada»y el resto (15 toneladas por travesía) se recicla, tras dividirla en papel, plástico, metales y otros.

Di Leo cuenta que cada viajero genera un kilo de restos orgánicos al día. Toda esta parte se trata adecuadamente y acaba como alimento para los peces. Incluso la enorme cantidad de aguas sucias que se producen son tratadas para poderse lanzar al océano (unas 1.200 toneladas al día) de forma segura, afirma.«Todo lo que se tira se analiza previamente», insiste.

Lo reciclable se compacta y se descarga en los puertos del recorrido, donde empresas especializadas se encargan de tratarlo.