A. F., acusado de pederastia en los maristas: "No es la primera vez que me chantajean"

Uno de los tres exdocentes del colegio de Sants-Les Corts denunciados por abusos sexuales niega los hechos y atribuye las acusaciones a alumnos resentidos

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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"Es todo cosa de resabiados". Esta es la primera explicación que ofrece A. F., uno de los tres exprofesores del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts que han sido denunciados por abusos sexuales por varios exalumnos. Los hechos que se le atribuyen son graves, gravísimos. Preguntado al respecto por EL PERIÓDICO, A. F. lo niega todo y lo atribuye a antiguos pupilos vengativos y malintencionados. Atiende a los periodistas este miércoles por la mañana en el recibidor de su domicilio, en un barrio popular del área metropolitana de Barcelona. Acepta responder a unas breves preguntas. Su tono es cortante; su semblante, muy serio.

¿Está al corriente de las denuncias que se han hecho contra usted en los últimos días? Las conozco, pero solo a través de la prensa. Estoy al corriente de lo que ha publicado su diario.

¿Y cómo las valora? Es todo falso. Todo esto es cosa de resabiados... 

Si así fuera, ¿por qué cree que las están presentando? Hay acusaciones muy graves... Como le digo, aquí hay gente resabiada, que por algún motivo que desconozco quiere hacerme daño. No es la primera vez que me pasa.

¿Le habían denunciado antes? No, no. Una vez, hace ya tiempo, me encontré con un exalumno que me amenazó con explicar cosas si yo no le daba dinero. 500 euros creo que me pidió...

En realidad, A. F. sí había sido denunciado con anterioridad por abusos sexuales. Un exalumno suyo, A., presentó la denuncia en 1997, pero el juez archivó el caso porque el supuesto delito ya había prescrito. En estos casos, el denunciado no necesariamente es informado por el magistrado. 

¿Qué le dijo aquel expupilo que iba a explicar de usted? Todo falsedades.

¿Y usted no le denunció a él? No, no lo hice. Pero era un chantaje clarísimo.

A. F. interrumpe aquí la conversación. Se dirige a la puerta del piso y hace el gesto de abrir. Es evidente que no se siente cómodo. Se le ve ya irritado. "Es que tengo que salir, tengo que hacer unos recados", apremia.

¿Estuvo muchos años trabajando en el colegio? Pues no sé decirle... Más de 40 años. 

¿Sabe quiénes son los alumnos que le denuncian? No tengo ni idea, en todos esos años tuve muchos alumnos.

Hasta aquí llega la conversación. Asegura que oficialmente no le consta ninguna denuncia en contra suyo,  el exmaestro ha contactado ya con un abogado. Dice que el letrado le ha recomendado no dar explicaciones. También afirma que está en contacto con el colegio marista. El centro, sin embargo, sostiene en respuesta a este diario que no tiene ninguna constancia sobre el asunto y que ha empezado a investigarlo.

"Ustedes me disculparán, pero no puedo decir más". A. F. abre la puerta de su casa e invita a salir a los periodistas.