ANÁLISIS

Una señal televisiva muy institucional

Jordi Ferrerons

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Laicismo agresivo? ¿Anticlericalismo? A juzgar por el tratamiento televisivo de su visita a Barcelona, el Papa es falible: formalmente impecable gracias a la calidad de la señal institucional, el tono utilizado por las distintas cadenas que retransmitieron la ceremonia de dedicación de la Sagrada Família osciló entre la reverencia exacerbada (Intereconomía), la naturalidad confesional (TVE), una cuidadosa asepsia descriptiva (TV-3), el acento ciudadano y arquitectónico (BTV) y el distanciamiento escéptico (CNN+).

La señal oficial del acontecimiento, producida por TV-3, dejó abierto el contenido de las distintas retransmisiones. El extraordinario despliegue tecnológico y humano se ciñó al objetivo de mostrar al mundo el menor movimiento del Papa, descubrir la belleza de la nueva basílica y poner en valor la personalidad única del urbanismo barcelonés. Desde un helicóptero, una cámarawescammostró en directo cómoBenedicto XVIsubía al papamóvil aparcado en el patio del arzobispado. A partir de ahí ya no perdimos de vista al vehículo papal hasta su llegada a la Sagrada Família. Un enlace móvil instalado en un todoterreno permitía un plano frontal del Papa saludando al público que esperaba su paso.

La llegada al templo y la bienvenida oficial a cargo de los Reyes pudo ser también seguida en directo a través de unas cámaras con enlace inalámbrico. Pero el momento álgido de la retransmisión fue la apertura de las puertas del templo y la entrada del Papa. Nada se había mostrado aún del interior de la Sagrada Família. A partir de entonces la realización adquirió un tono preciosista, entregada a la gran belleza de la nueva basílica. Un total de 32 cámaras, entre ellas grúas,polecams, steadycams y la muy de modaspidercam, iniciaron un encadenamiento de panorámicas que llegaba a causar fatiga visual; se agradecían los planos cortos o de detalle. La iluminación y el sonido estuvieron a la altura de la ocasión.

La coreografía de la liturgia estaba bien ensayada, aunque en algún momento entró en plano alguna de las cámaras. La realización buscaba realzar la presencia del Papa (a menudo presente en segundos planos desenfocados) y mantener la discreción sobre los asistentes dentro de las normas protocolarias. Se preservó su intimidad a la hora de la comunión, aunque sí se pudo comprobar que el reyJuan Carlosno comulgó.

La señal institucional no mostró ninguna protesta, ninguna actitud crítica. Cumplió tan bien el encargo que sirvió tanto para la tertulia descreída de CNN+ como para que Intereconomía pudiera recrearse en la «cruzada laicista deZapatero».